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Artemisia Gentileschi (1593-1652)

Autorretrato
Pintora
Familia: Orazio Gentileschi, su padre; Pierantonio Stiattesi, su marido.
Aprendizaje: Orazio Gentileschi; Agostino Tassi; Academia del Dibujo de Florencia.
Influencias: Caravaggio.
Escuela: Barroco, Caravaggismo, Naturalismo tenebrista.
Temas: Retratos, históricos, bíblicos, mitológicos… normalmente con la mujer como heroína y protagonista.
Biopics: "Artemisia" de Agnès Merlet.


¿Por qué nos interesa Artemisa Gentileschi desde una perspectiva de género?
  • Siendo muy joven, sufrió la violación de Agostino Tassi, su preceptor, por la que fue sometida a un juicio inquisitivo y a torturas
  • Hubo de acceder a un matrimonio de conveniencia, arreglado por su padre en un intento de limpiar su honorabilidad. 
  • Es un caso atípico en la historia del Arte: a pesar de proceder de una familia modesta, pudo dedicar su vida a la pintura y vivir de su trabajo.
  • Huye de las escenas interiores. Sus obras giran alrededor de las mujeres y sus historias, que retrata sin descanso y con una mirada sorprendentemente feminista.
 
Artemisia Gentileschi (1593-1652) Pintora italiana barroca y caravaggista, hija del pintor caravaggista Orazio Gentileschi. Ella misma fue una destacada pintora dentro del Naturalismo Tenebrista. Empresaria de su propia obra, sus vivencias personales influyeron grandemente en su producción.

Primer periodo romano (hasta 1612)

Artemisia Lomi Gentileschi nace en Roma el 8 de julio de 1593, hija del pintor Orazio Gentileschi, uno de los grandes representantes de la escuela romana de Caravaggio.

Artemisia toma contacto con la pintura en el taller de su padre, mostrando más talento que sus hermanos. Aquí aprende dibujo, a empastar los colores y dar brillantez a los cuadros. Dado que el estilo de su padre bebe del arte de Caravaggio, también Artemisa se ve influenciada por su estilo. Si bien, su aproximación a los temas es diferente de la de su padre y, tomando de su padre el límpido rigor del dibujo, lo dota de una fuerte dosis dramática, adquirida de las obras de Caravaggio, cargada de efectos teatrales. Este elemento estilístico contribuirá a la difusión del caravaggismo en Nápoles, ciudad a la que Artemisa se trasladará en 1630.

A los 17 años Artemisa firma su primera obra original, ‘Susana y los viejos’ (1610). El cuadro muestra cómo Artemisia ha asimilado el realismo de Caravaggio pero sin obviar el lenguaje de la escuela de Bolonia, con Annibale Carracci entre sus mejores artistas.

Susana y los viejos (1610)

A los 19 años, dado que el acceso a la enseñanza de las academias profesionales de Bellas Artes es exclusivamente masculino, su padre le facilita un preceptor privado, Agostino Tassi, con quien Orazio está trabajando en la decoración de las bóvedas de Casino della Rose, dentro del Palacio Pallavicini Rospigliosi en Roma. Tassi la viola en 1612 y durante un tiempo la mantiene callada con la promesa de salvar su reputación casándose con ella. Sin embargo, al cabo de un tiempo, Tassi se desdice de su promesa, aduciendo ya está casado. Orazio denuncia entonces a Tassi ante el tribunal papal.

La instrucción, que se alarga 7 meses, permite descubrir que Tassi había planeado asesinar a su esposa, que había forzado y cometido incesto con su cuñada y que había querido robar ciertas pinturas de Orazio Gentileschi y de la propia Artemisia. Del proceso se conserva documentación exhaustiva. Impresiona la crudeza del relato de Artemisia y los métodos inquisitoriales del tribunal, que llegó a someter a Artemisa a un examen ginecológico y a torturas, usando un instrumento que apretaba cuerdas en torno a los dedos; la intención era verificar la veracidad de sus acusaciones, creyendo que si una persona repite su declaración bajo tortura, la historia debe ser cierta. Tassi fue condenado a un año de prisión y a cinco años exilio de los Estados Pontificios; si bien, Tassi sólo cumplirá unos pocos meses de prisión.

Quizá fuese este trauma lo que impulsara a Artemisia a retratar de forma recurrente temas protagonizados por mujeres fuertes, como su ‘Judith decapitando a Holofernes’. Su versión de 1612 impresiona por su violencia y ha sido interpretado en clave psicológica, considerándose como una respuesta a la violencia a la que Artemisa se había visto sometida.

Judith decapitando a Holefernes (1612-13)

Periodo florentino (1614-1620)

Un mes después del juicio, Artemisia se casa, en un matrimonio arreglado por su padre, con un modesto pintor florentino, Pierantonio o Pietro Antonio Stiattesi. El matrimonio sirve para restituirle a Artemisia, denigrada por Tassi, algo de su honorabilidad.
 
Artemisia y su marido se instalan en Florencia en 1614. Aquí Artemisia consigue un gran éxito. Es la primera mujer en ingresar en la Academia del Dibujo de Florencia (Accademia del Disegno) y se convierte en una exitosa pintora de corte. Mantiene buenas relaciones con los artistas más respetados de su tiempo, como Cristofano Allori, y conquista los favores de personas influyentes, como el gran duque Cosme II de Médici y especialmente de la gran duquesa Cristina. Tiene una buena relación con Galileo Galilei, con quien se carteará durante largo tiempo, mucho más allá de su periodo florentino.

Entre sus admiradores destaca Buonarroti el joven, sobrino de Miguel Ángel. Éste, empeñado en construir la Casa Buonarroti para celebrar la memoria de su ilustre antecesor, encarga a Artemisia la ejecución de una tela destinada a decorar el techo de la galería de pinturas. La pintura en cuestión representa una Allegoria dell'Inclinazione (esto es, una alegoría del «talento natural»), representada en forma de una joven mujer desnuda que sostiene una brújula. Se cree que la atractiva figura femenina tenía los rasgos de la propia Artemisia que, según cuentan las fuentes de la época, era una mujer de extraordinario atractivo.
 
Se ha considerado que durante este periodo florentino Artemisia también pintó ‘La conversión de la Magdalena’, ‘Judith y su doncella’ y una segunda versión de ‘Judith decapitando a Holofernes’, expuesta hoy en los Uffizi y considerada su obra maestra. Artemisia dota a Judith con sus propios rasgos, atribuyendo a Holofernes con los de Tassi. La oscuridad y gráfica violencia de esta obra, la frialdad con que Judith decapita a Holofernes, se atribuyen a su violación y al proceso humillante que le siguió.

En 1617, Artemisia compagina su maternidad con su labor artística. Pinta asiduamente para los Médicis y tiene un amante noble e intelectual, Francesco Maria Maringhi. Sin embargo, su marido se ha endeudado hasta las cejas. Así que, a pesar del éxito, el exceso de gastos del matrimonio acaba ocasionándoles problemas con los acreedores y también desencuentros matrimoniales. La pareja huye a Prato.

Judith y su doncella (1614-20)

Segundo periodo romano (1621-1630) 
 
Tras parar en Prato, Artemisia regresa a Roma, reinstalándose de forma definitiva en 1621. Con ella se lleva a su hija Prudenzia, la única hija que ha sobrevivido de los alumbrados en Florencia. En 1622 el marido es acusado de haber herido en la cara a un español que cantaba una serenata bajo el balcón de Artemisia. Ella no esperará mucho más para separarse de él.

Artemisia demuestra tener la sensibilidad justa para tomar las novedades artísticas y la determinación precisa para vivir como protagonista esta extraordinaria estación artística de Roma, meta obligada de artistas de toda Europa. Artemisia entra a formar parte de la Accademia dei Desiosi. Con motivo de ello es celebrada con un retrato grabado que, en la dedicatoria, la califica como «Pincturare miraculum invidendum facilius quam imitandum». De esta misma época data su amistad con Cassiano dal Pozzo, un humanista, coleccionista y gran mentor de las bellas artes.
 
Sin embargo, a pesar de su reputación artística, su personalidad y su buena red de relaciones, Roma no resulta tan lucrativa como esperaba. En la ciudad aprecian su arte para los retratos y su habilidad para poner en escena a las heroínas bíblicas, pero le están vedados los ricos encargos de ciclos de frescos y los grandes retablos.

La ausencia de documentación hace difícil seguir los movimientos de Artemisia en este periodo. Pero es seguro que entre 1627 y 1630 se traslada a Venecia, quizá en busca de encargos más lucrativos. Aquí vive tres años de éxito que ponen fin a su segundo periodo romano.

Aunque a veces es difícil datar sus pinturas y es a menudo motivo de divergencia entre los críticos de arte, es verosímil asignarle estos años el ‘Retrato de un gonfaloniere’, ‘Judith y su doncella’ expuesto en Detroit Institute of Arts, su ‘Venus durmiente’ y ‘Esther y Asuero’.

Esther y Asuero (1630-42)

 Primer periodo napolitano y periodo inglés (1630-1642). 

En 1630 Artemisia se traslada a Nápoles, una ciudad rica con talleres y amantes del arte, en busca de nuevas y más lucrativas oportunidades laborales. ‘La Anunciación’ supone su debut napolitano.

En Nápoles Artemisia se pone al servicio de otro admirador de su pintura, el virrey español Fernando Enríquez Afán de Ribera, duque de Alcalá.
 
Abre un taller en el centro de Nápoles en el que trabajan una docena de ayudantes y aprendices. Durante 20 años formará aquí a los mejores pintores del futuro: Cavallino, Spardaro, Guarino...
Artemisia permanecerá en Nápoles durante el resto de su carrera, con la excepción de su breve estancia en Londres y algún otro viaje. Nápoles se convierte así en una suerte de segunda patria. Aquí puede asentarse, cuidar de su familia y desposar a sus dos hijas con dote propia. Además, recibe muchas pruebas de estima, está en buenas relaciones con el virrey y con los mayores artistas que allí estaban, comenzando por Massimo Stanzione, con quien, según el escritor del siglo XVIII Bernardo de' Dominici, comenzó una colaboración artística basada en una auténtica amistad y parecidos artísticos.
 
En Nápoles, por primera vez, Artemisia comienza a trabajar en cuadros para una catedral, dedicados a ‘San Jenaro en el anfiteatro de Pozzuoli’. Durante su primer periodo napolitano pinta ‘Nacimiento de san Juan Bautista’ y ‘Corisca y el sátiro’. En estas pinturas Artemisia demuestra nuevamente su capacidad de renovarse según los gustos artísticos de su tiempo y de manejar diferentes temas, en lugar de las usuales Judith, Susana, Betsabé y Magdalena penitente, por las que ya era conocida.
 
A estas alturas de su vida su fama es tal que el rey Carlos I de Inglaterra ordena contratarla y llevarla a Londres, donde su padre es considerado el mayor maestro de su tiempo. En 1638 Artemisia se reúne con su padre en Londres, donde Orazio ha recibido el encargo de decorar un techo con el ‘Triunfo de la paz y de las artes’ en la Casa delle Delizie de la reina Enriqueta María de Francia en Greenwich. Padre e hija están una vez más trabajando juntos, ahora para el rey Carlos, un coleccionista fanático dispuesto a arruinar las finanzas públicas para satisfacer sus deseos artísticos.
 
Por desgracia, Orazio muere repentinamente en 1639, cuidado por su hija. Según las crónicas de la época, el funeral de Orazio en Londres está a la altura de los de Rafael y Miguel Ángel. Artemisia ha de finalizar lo encargos después de la muerte de su padre, aunque no hay obras que puedan asignarse con certeza a este periodo.

La Anunciación (1630)

Segundo periodo napolitano (1642 en adelante). 

No se sabe mucho de sus movimientos posteriores, aunque se cree que parte definitivamente a Nápoles en 1642. De hecho, se sabe que Artemisia ya ha abandonado Inglaterra, cuando se producían las primeras escaramuzas de la guerra civil. Los historiadores saben a ciencia cierta que Artemisia está de nuevo en la ciudad en 1649, en correspondencia con Don Antonio Ruffo de Sicilia, que se convierte en su mentor y buen comitente durante su segundo periodo napolitano. La última carta conocida a su mentor data de 1650 y deja claro que sigue plenamente activa.
 
Artemisia pasará en Nápoles el resto de su vida.

Se pensó que Artemisia había muerto en 1653. Sin embargo, evidencias recientes muestran que aún aceptaba encargos en 1654, aunque dependía cada vez más de su asistente, Onofrio Palumbo. Por lo tanto, puede especularse con su muerte en la devastadora plaga que asoló Nápoles en 1656 y barrió a toda una generación de artistas napolitanos. Algunas obras de este periodo son ‘Susana y los viejos’ expuesta en Brno y ‘Virgen con el Niño y un rosario’ expuesta en El Escorial.

Su tumba se encontraba en la iglesia de San Juan de los Florentinos de Nápoles, que fue destruida tras la Segunda Guerra Mundial. En su lápida estaba escrito HEIC ARTEMISIA. Después de su muerte fue prácticamente olvidada.

Lot y sus hijas (1640-50)

Una pintora atípica.

Artemisia fue un caso atípico dentro de la historia de la pintura. No tanto por su condición femenina, como por su independencia. Mujeres pintoras había habido desde antiguo. Documentadas históricamente, las primeras se incluyen en el ámbito de la Grecia Clásica y Helenística, como Helena la Egipcia. Pero desde ese momento y hasta prácticamente nuestros días, las mujeres dedicadas a la pintura lo hacían por vocación desde una posición acomodada, siendo normalmente miembros de la aristocracia o de la burguesía, lo que las eximía de tenerse que ganar la vida con aquella actividad manual y poco digna, disfrazándola de hobby. Artemisia, en cambio, se formó en un taller romano de medio nivel económico, y en vez de casarse con uno de los aprendices de su padre, a quien se le transmitiría el taller, aprendió y ella misma se hizo con el negocio. También en España hubo casos semejantes, como en Sevilla: la Roldana, hija del artista religioso Luis Roldán, que se estableció por su cuenta. Pero en cualquier caso era poco frecuente que aquello ocurriera, pese al increíble talento que pudieran demostrar, como fue el caso de Artemisia.
 
Mientras sus coetáneos pintaban iglesias y capillas, Artemisia trabajó sobre todo para coleccionistas privados: el duque de Módena, los Médicis, los D’Este y el conde de Amberes, banqueros, nobles y príncipes europeos.
 
Sus numerosas cartas y facturas atestiguan que fue una de las firmas más cotizadas de su tiempo. Los aristócratas se rifaban sus cuadros, casi todos de figuras femeninas, muchas veces desnudas y siempre llenas de fuerza. Algunas son de un erotismo dulcísimo. Otras son intensas, impetuosas y dramáticas. No hay una sola escena casera. Hay músicas, pensadoras y muchos homenajes a mujeres: Cleopatra, Diana, Galatea, María Magdalena, Judith, Dalila, Betsabé




Comentarios

  1. Me ha encantado lo que cuentas no sabia nada de ella....

    !!Gracias!!

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Curiosamente vivió de la pintura en una época en la que la pintura era una afición para las mujeres. Pero, como sucedió a muchas otras pintoras, su figura fue relegada a un segundo plano por los historiadores posteriores.

    Como siempre, un placer compartir mis descubrimientos.

    ResponderEliminar
  3. Estoy haciendo un trabajo sobre la autora y me ha aclarado bastante.
    muchas gracias.
    Marina

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Marina. Muchas gracias por el comentario. Me produce una gran satisfacción y alegría que mi blog te haya ayudado en tu trabajo. Con ese espíritu lo creé, para compartir y amar el arte. Un abrazo.

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