Albaricoques | A. Moore |
Definición: relacionado directamente con las academias y con el arte que allí se produce. Se habla de una obra académica cuando en ella se observa las normas “clásicas” establecidas, generalmente, por una Academia de Artes.
Origen: diseminadas por diversos países durante el siglo XVIII, las academias de arte establecieron una formación artística tipificada, fijando las normas de lo que es de buen gusto.
Evolución: ajeno a las innovaciones de la época, el Academicismo mantiene la perfección en el dibujo de la figura humana y la belleza corporal ideal al modo neoclásico, siendo un arte no comprometido que huye de los aspectos más desagradables de la realidad.
El término academicismo se relaciona directamente con las academias y con el arte que allí se produce. Por tanto, en Arte se habla de una obra académica cuando en ella se observa las normas “clásicas” establecidas, generalmente, por una Academia de Artes.
Historia.
Presentes en Europa desde 1562, con la creación de la Academia de Dibujo de Florencia, y diseminadas por diversos países durante el siglo XVIII, las academias de arte establecieron una formación artística tipificada, cimentada en una enseñanza práctica y teórica. Sin embargo, al reglar todos los aspectos de la creación artística, las Academias desechan la idea de la genialidad, de la inspiración y el talento natural. Además, como son las responsables de la organización de exposiciones, concursos, premios, pinacotecas y colecciones, se hacen con el control de la actividad artística, fijando las normas de lo que es el buen gusto.
De gran relevancia va a ser la creación, en París, de la Real Academia de Pintura y Escultura, en 1648. Dirigida por Jean-Baptiste Colbert y Charles Lebrun, la academia francesa edifica su teoría sobre la obra del pintor Nicolas Poussin; su pasión por la Antigüedad y la obediencia a las reglas se convierte en el eje de la doctrina académica, sobre todo a partir de 1663. Después del periodo revolucionario, que desembocó en la disolución de las Academias de 1793 a 1816, el academicismo conocerá de nuevo un gran esplendor bajo el imperio de Napoleón, representado por Jacques-Louis David.
Arte y Sistema.
El academicismo, ajeno a las innovaciones de la época (realismo social, impresionismo, simbolismo), mantuvo la claridad, la perfección en el dibujo de la figura humana y la expresión de la belleza corporal ideal al modo neoclásico. Se trataba, por tanto, de un arte no comprometido que huía del realismo, es decir, de los aspectos más desagradables de la realidad.
La defensa a ultranza de ciertos ideales artísticos y su difusión mediante premios y concursos oficiales hace que las obras académicas muestren una gran calidad técnica pero una escasa creatividad, acercándolas a meros artículos de consumo.
Esto hizo que las instituciones francesas favorecieran la estética académica, poco problemática; y que posteriores regímenes políticos totalitarios impulsaran su recuperación. Tales antecedentes han dotado el academicismo de un sentido peyorativo, asociado con el arte oficial y con la falta de originalidad y de ingenio.
Historia.
Presentes en Europa desde 1562, con la creación de la Academia de Dibujo de Florencia, y diseminadas por diversos países durante el siglo XVIII, las academias de arte establecieron una formación artística tipificada, cimentada en una enseñanza práctica y teórica. Sin embargo, al reglar todos los aspectos de la creación artística, las Academias desechan la idea de la genialidad, de la inspiración y el talento natural. Además, como son las responsables de la organización de exposiciones, concursos, premios, pinacotecas y colecciones, se hacen con el control de la actividad artística, fijando las normas de lo que es el buen gusto.
De gran relevancia va a ser la creación, en París, de la Real Academia de Pintura y Escultura, en 1648. Dirigida por Jean-Baptiste Colbert y Charles Lebrun, la academia francesa edifica su teoría sobre la obra del pintor Nicolas Poussin; su pasión por la Antigüedad y la obediencia a las reglas se convierte en el eje de la doctrina académica, sobre todo a partir de 1663. Después del periodo revolucionario, que desembocó en la disolución de las Academias de 1793 a 1816, el academicismo conocerá de nuevo un gran esplendor bajo el imperio de Napoleón, representado por Jacques-Louis David.
Detalle de 'El primer beso' de Bouguereau |
Arte y Sistema.
El academicismo, ajeno a las innovaciones de la época (realismo social, impresionismo, simbolismo), mantuvo la claridad, la perfección en el dibujo de la figura humana y la expresión de la belleza corporal ideal al modo neoclásico. Se trataba, por tanto, de un arte no comprometido que huía del realismo, es decir, de los aspectos más desagradables de la realidad.
La defensa a ultranza de ciertos ideales artísticos y su difusión mediante premios y concursos oficiales hace que las obras académicas muestren una gran calidad técnica pero una escasa creatividad, acercándolas a meros artículos de consumo.
Esto hizo que las instituciones francesas favorecieran la estética académica, poco problemática; y que posteriores regímenes políticos totalitarios impulsaran su recuperación. Tales antecedentes han dotado el academicismo de un sentido peyorativo, asociado con el arte oficial y con la falta de originalidad y de ingenio.
Un ejemplo del academicismo: 'Las
damas Waldegrave' de Sir Joshua Reynolds; 'El beso' de Francisco Hayez; 'La muerte de Marat' de Jacques-Louis David
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