La Vendimia | Goya |
Época: estilo Rococó.
Ver también: pintura Rococó.
- En España el Rococó no halló mucha difusión, debido a su elitismo.
- Aquí el Barroco evolucionó hacia un recargamiento ornamental que desembocó el Churrigueresco, un estilo emparentado con el Rococó, pero de raíz autóctona, el cual debe su nombre al arquitecto y escultor José Benito Churriguera y a sus hermanos Joaquín y Alberto.
En España el Rococó no halló mucha difusión, debido a su elitismo. Aquí el Barroco evolucionó hacia un recargamiento ornamental que desembocó el Churrigueresco, un estilo emparentado con el Rococó, pero de raíz autóctona, el cual debe su nombre al arquitecto y escultor José Benito Churriguera y a sus hermanos Joaquín y Alberto.
Arquitectura y escultura.
Este estilo, plasmado sobre todo en la arquitectura y en los retablos, no fue exclusivamente de la familia Churriguera, sino que también destacaron otros artistas, como Pedro de Ribera, que trabajó en Madrid construyendo el antiguo hospicio de San Fernando (1722–1729, hoy Museo Municipal), el cuartel del Conde Duque (1720) y el puente de Toledo (1723–1724).
En Madrid también encontramos hermosos ejemplos del rococó en el Palacio Real, mandado construir por Felipe V en 1738,como el soberbio Salón de Gasparini y el Salón de Porcelana, aunque éste último ya anuncie la serenidad del incipiente neoclásico. En el mismo Palacio Real encontramos el Salón del Trono, un impresionante conjunto con muchos ejemplos de mobiliario rococó como los doce espejos monumentales acompañados de sus correspondientes consolas y el Trono Real. También en Madrid se encuentra otro interesante conjunto rococó en la iglesia de las Salesas Reales mandada construir por la reina Bárbara de Braganza en 1750.
En Aranjuez, también en Madrid, encontramos una pieza única en el Salón de Porcelana del Palacio Real, profusamente decorado en tiempos de Carlos III con motivos chinescos muy del gusto por lo orientalizante y exótico del rococó.
En Toledo trabajó Narciso Tomé y en Sevilla Leonardo de Figueroa, un arquitecto y decorador muy diestro que hizo la portada del palacio de San Telmo (1724–1734). Francisco Hurtado Izquierdo realizó los sagrarios de la catedral de Granada (1704) y de la cartuja de El Paular (Madrid, 1718). En la comunidad Valenciana destaca el palacio del Marqués de Dos Aguas (1740–1744) de Valencia, remodelado por Hipólito Rovira, y en la región de Murdia la fachada de la catedral de Murcia (1741–1792), del valenciano Jaime Bort. En Galicia hay que citar la gran fachada del Obradoiro (1738–1749), de Fernando Casas y Novoa.
Coexistiendo con este posbarroco autóctono, el Rococó francés llegó a la corte de Felipe V a través de sus esposas. No llegó a difundirse demasiado, por ser un estilo elitista y estar alejado de los temas religiosos. En arquitectura, un claro ejemplo de Rococó en España es la Catedral de Cádiz.
Talla en madera.
El murciano Francisco Salzillo se inspiró en las formas delicadas del Rococó; también puede incluirse a Francisco Hurtado Izquierdo, también arquitecto del Churrigueresco.
Pintura.
En un primer momento, el estilo rococó fue cultivado en España por pintores extranjeros atraídos por la corte de los primeros borbones. Así cabe afirmarlo de Miguel Ángel Houasse (Michel-Ange Houasse, † 1730), pintor de Felipe V y autor de pequeños cuadros de costumbres de refinada gracia rococó; y de Corrado Giaquinto († 1765) que decoró con bellos frescos de un delicado rococó parte del Palacio Real. Lo mismo cabe decir de Tiepolo y Mengs, que trabajaron en España.
Como pintores del Rococó españoles destacan Luis Meléndez y Luis Paret y Alcázar. El primero, Luis Eugenio Meléndez (también conocido como Menéndez) (1716-1780) realizó retratos, especializándose posteriormente en bodegones. Por su parte, Luis Paret (1746-1799) es la más importante aportación española al estilo. Pinta paisajes con figuras y escenas de género.
También destacar la obra pictórica de Antoni Viladomat i Manalt y de Francesc Tramulles Roig, discípulo de Viladomat y menos conocido debido de al carácter efímero de su obra. Francesc Pla, conocido como "el Vigatà", mostró una leve influencia del Rococó en las pinturas del Palacio Moja de Barcelona, si bien el resto de su obra hay que ubicarla dentro el estilo Barroco.
La genial figura de Goya (1746-1828) difícilmente admite adscripción a un solo estilo, dada la amplitud y el carácter tan personal de su obra. No obstante, cabe señalar que los cartones para tapices que realizó y muchos de sus retratos se enmarcan en la estética rococó. En efecto, a partir de 1775, empezó a pintar cartones para la Real Fábrica de tapices en los que, siguiendo el gusto de la época, reflejó una temática costumbrista y popular. Del mismo modo, en sus retratos no idealiza los modelos, debiendo recordar que el retrato de la época se caracteriza precisamente por la reflexión indirecta e irónica, con una observación exacta del modelo y carente de juicio de valor, como puede verse en el autorretrato de William Hogarth, con el evidente paralelismo entre el autor y su perro, los autorretratos de Quentin de La Tour o la escultura de Voltaire de Jean-Antoine Houdon, en la que el filósofo aparece marchito, cínico y calvo.
Arquitectura y escultura.
Este estilo, plasmado sobre todo en la arquitectura y en los retablos, no fue exclusivamente de la familia Churriguera, sino que también destacaron otros artistas, como Pedro de Ribera, que trabajó en Madrid construyendo el antiguo hospicio de San Fernando (1722–1729, hoy Museo Municipal), el cuartel del Conde Duque (1720) y el puente de Toledo (1723–1724).
Dibujo de Alberto Churriguera para una capilla, de la Biblioteca Nacional (Signatura Dib/15/3/1) |
En Madrid también encontramos hermosos ejemplos del rococó en el Palacio Real, mandado construir por Felipe V en 1738,como el soberbio Salón de Gasparini y el Salón de Porcelana, aunque éste último ya anuncie la serenidad del incipiente neoclásico. En el mismo Palacio Real encontramos el Salón del Trono, un impresionante conjunto con muchos ejemplos de mobiliario rococó como los doce espejos monumentales acompañados de sus correspondientes consolas y el Trono Real. También en Madrid se encuentra otro interesante conjunto rococó en la iglesia de las Salesas Reales mandada construir por la reina Bárbara de Braganza en 1750.
En Aranjuez, también en Madrid, encontramos una pieza única en el Salón de Porcelana del Palacio Real, profusamente decorado en tiempos de Carlos III con motivos chinescos muy del gusto por lo orientalizante y exótico del rococó.
En Toledo trabajó Narciso Tomé y en Sevilla Leonardo de Figueroa, un arquitecto y decorador muy diestro que hizo la portada del palacio de San Telmo (1724–1734). Francisco Hurtado Izquierdo realizó los sagrarios de la catedral de Granada (1704) y de la cartuja de El Paular (Madrid, 1718). En la comunidad Valenciana destaca el palacio del Marqués de Dos Aguas (1740–1744) de Valencia, remodelado por Hipólito Rovira, y en la región de Murdia la fachada de la catedral de Murcia (1741–1792), del valenciano Jaime Bort. En Galicia hay que citar la gran fachada del Obradoiro (1738–1749), de Fernando Casas y Novoa.
Coexistiendo con este posbarroco autóctono, el Rococó francés llegó a la corte de Felipe V a través de sus esposas. No llegó a difundirse demasiado, por ser un estilo elitista y estar alejado de los temas religiosos. En arquitectura, un claro ejemplo de Rococó en España es la Catedral de Cádiz.
Catedral de Cádiz (Wikipedia) |
Talla en madera.
El murciano Francisco Salzillo se inspiró en las formas delicadas del Rococó; también puede incluirse a Francisco Hurtado Izquierdo, también arquitecto del Churrigueresco.
Pintura.
En un primer momento, el estilo rococó fue cultivado en España por pintores extranjeros atraídos por la corte de los primeros borbones. Así cabe afirmarlo de Miguel Ángel Houasse (Michel-Ange Houasse, † 1730), pintor de Felipe V y autor de pequeños cuadros de costumbres de refinada gracia rococó; y de Corrado Giaquinto († 1765) que decoró con bellos frescos de un delicado rococó parte del Palacio Real. Lo mismo cabe decir de Tiepolo y Mengs, que trabajaron en España.
Como pintores del Rococó españoles destacan Luis Meléndez y Luis Paret y Alcázar. El primero, Luis Eugenio Meléndez (también conocido como Menéndez) (1716-1780) realizó retratos, especializándose posteriormente en bodegones. Por su parte, Luis Paret (1746-1799) es la más importante aportación española al estilo. Pinta paisajes con figuras y escenas de género.
También destacar la obra pictórica de Antoni Viladomat i Manalt y de Francesc Tramulles Roig, discípulo de Viladomat y menos conocido debido de al carácter efímero de su obra. Francesc Pla, conocido como "el Vigatà", mostró una leve influencia del Rococó en las pinturas del Palacio Moja de Barcelona, si bien el resto de su obra hay que ubicarla dentro el estilo Barroco.
La genial figura de Goya (1746-1828) difícilmente admite adscripción a un solo estilo, dada la amplitud y el carácter tan personal de su obra. No obstante, cabe señalar que los cartones para tapices que realizó y muchos de sus retratos se enmarcan en la estética rococó. En efecto, a partir de 1775, empezó a pintar cartones para la Real Fábrica de tapices en los que, siguiendo el gusto de la época, reflejó una temática costumbrista y popular. Del mismo modo, en sus retratos no idealiza los modelos, debiendo recordar que el retrato de la época se caracteriza precisamente por la reflexión indirecta e irónica, con una observación exacta del modelo y carente de juicio de valor, como puede verse en el autorretrato de William Hogarth, con el evidente paralelismo entre el autor y su perro, los autorretratos de Quentin de La Tour o la escultura de Voltaire de Jean-Antoine Houdon, en la que el filósofo aparece marchito, cínico y calvo.
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