La Belle Dame Sans Merci | Waterhouse |
Historia: Un caballero relata al poeta su encuentro con un hada misteriosa que enciende el amor en su corazón. Sin embargo, mientras duerme, el caballero tiene un sueño en el que reyes moribundos le advierten que “la dama sin piedad lo ha esclavizado”
Perspectiva de género: Algunos expertos aseguran que Bella Dama es en realidad la muerte... Aunque se parece mucho a la arquetípica 'femme fatal'.
'La Belle Dame sans Merci' es un poema de John Keats, escrito en 1819, del que existen dos versiones. La primera es la original escrita por Keats el 21 de abril de 1819. La segunda es una alteración del manuscrito original (probablemente sugerida por Leigh Hunt) publicada en el Indicador Hunt el 20 de mayo de 1819.
El título pertenece a un poema del siglo XV de Alain Chartier. Además, es probable que, para dar vida a su “bella dama sin piedad”, Keats se inspirara en “Lamia”, otro poema de su autoría en el que una mágica mujer serpiente se transforma en mujer al enamorarse de un joven, junto al que vive feliz hasta que el hechizo se rompe.
El poema se inicia con el encuentro entre un caballero sin nombre y el poeta, quien le interroga por el motivo de su aflicción. Entonces, el caballero le relata su encuentro con un hada misteriosa; cuenta como subió a la hermosa dama a los lomos de su caballo y como cabalgaron juntos hasta una gruta fabulosa, donde hacen el amor incansablemente. Sin embargo, mientras duerme, el caballero tiene una visión en la que “pálidos reyes y príncipes” le advierten que “la dama sin piedad lo ha esclavizado”.
Desde el principio, el caballero se asocia imágenes de muerte, que pueden dar a entender que se encuentra muerto en la historia. Aparece así el lirio, símbolo de la muerte en Occidente, y Keets describe al caballero como un ser afligido, maltrecho y pálido en cuya mejilla “una rosa que se desvanece tan rápidamente como se marchita”.
Fue un tema de inspiración muy recurrente entre los prerafaelistas del siglo XIX, que hicieron múltiples versiones gráficas de la dama y su caballero anónimo.
El título pertenece a un poema del siglo XV de Alain Chartier. Además, es probable que, para dar vida a su “bella dama sin piedad”, Keats se inspirara en “Lamia”, otro poema de su autoría en el que una mágica mujer serpiente se transforma en mujer al enamorarse de un joven, junto al que vive feliz hasta que el hechizo se rompe.
La Belle Dame sans Merci, de Frank Dicksee. |
El poema se inicia con el encuentro entre un caballero sin nombre y el poeta, quien le interroga por el motivo de su aflicción. Entonces, el caballero le relata su encuentro con un hada misteriosa; cuenta como subió a la hermosa dama a los lomos de su caballo y como cabalgaron juntos hasta una gruta fabulosa, donde hacen el amor incansablemente. Sin embargo, mientras duerme, el caballero tiene una visión en la que “pálidos reyes y príncipes” le advierten que “la dama sin piedad lo ha esclavizado”.
La Belle Dame Sans Merci, de Henry Meynell Rheam |
Desde el principio, el caballero se asocia imágenes de muerte, que pueden dar a entender que se encuentra muerto en la historia. Aparece así el lirio, símbolo de la muerte en Occidente, y Keets describe al caballero como un ser afligido, maltrecho y pálido en cuya mejilla “una rosa que se desvanece tan rápidamente como se marchita”.
Fue un tema de inspiración muy recurrente entre los prerafaelistas del siglo XIX, que hicieron múltiples versiones gráficas de la dama y su caballero anónimo.
La Belle Dame Sans Merci, de Rose O'Neill |
Ah, ¿Qué es lo que te aflige, maltrecha criatura.
Solitario y pálido vagabundo?
El junco se marchita en el lago
Y ningún pájaro canta.
Ah, ¿Qué es lo que te aflige, maltrecha criatura,
Tan demacrado y tan lleno de dolor?
El granero de la ardilla está lleno
Y la cosecha ya ha sido recogida.
Veo un lirio en tu ceja
Con la húmeda agonía de las gotas de febril rocío
Y en tu mejilla una rosa que se desvanece
Tan rápidamente como se marchita.
Conocí a una dama en los prados
Llena de belleza, una niña de las hadas;
Su pelo era largo, su caminar ligero
Y sus ojos salvajes
La senté en mi corcel trotador
Y nada más vi durante el resto del día
A mi lado ella se recostó, y cantó
Una canción de las hadas.
Hice una guirnalda para su cabeza
Brazaletes también, que la llenaron de fragancias;
Ella me miró y me hizo el amor
Con dulces quejidos.
Ella me encontró raíces de dulce sabor
Miel salvaje y maná del rocío
Y en un lenguaje ciertamente extraño dijo-
‘Te amo’
Ella me llevó a su gruta encantada
Y allí me contempló, y suspiró profundamente,
Y allí cerré sus ojos salvajes
Para besarla hasta caer rendidos.
Y entre el musgo sucumbimos al sopor
Y allí soñé – ¡Ah! ¡Dolor!
El último sueño que jamás tuve
En la pendiente de la fría colina.
Vi pálidos reyes, y princesas también,
Pálidos guerreros, todos con la palidez de la muerte;
Ellos gritaban – ‘¡La bella dama sin piedad
Te ha esclavizado!’
Vi sus hambrientos labios en la penumbra
Con un horrible bostezo avisador,
Y me desperté, encontrándome aquí
En la pendiente de la fría colina.
Eso es lo que ha hecho que me encuentre aquí
Solitario, pálido y vagabundo,
Aunque el junco se marchite en el lago
Y ningún pájaro cante.
Más información: Enjoying "La Belle Dame Sans Merci" by John Keats” de Ed Friedlander, que incluye las dos versiones en inglés del poema.
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