Amor divino y Amor profano J. Madrazo |
Época: 1760-1830.
Movimiento: Neoclasicismo.
Región: España.
Artistas: Anton Raphael Mengs; Mariano Salvador Maella; Vicente López; Francisco de Goya; José de Madrazo.
España a fines del siglo XVIII se encontraba notablemente atrasada en el campo cultural respecto a Italia y Francia. La pintura, y el arte en general, se había mantenido en un Barroco decorativo en el cual dominaba la dinastía de pintores de la familia Bayeu (de la cual Goya sería miembro, al casarse con la hija del patriarca, Francisco Bayeu).
La irrupción del Neoclasicismo provino, pues, del exterior, y no de una necesidad interna de renovación. Y fue fundamental la figura de Carlos III, monarca napolitano propuesto al trono español por necesidades de sucesión. Al llegar a España, Carlos III decidió impulsar la reforma de la capital, esperando tal vez que el ejemplo cundiera en el resto del país. Reunió así un nutrido grupo de arquitectos que remodelaron la ciudad al estilo parisino, por lo cual el Neoclasicismo francés está constantemente presente.
Megs y el primer neoclasicismo español.
En el terreno pictórico, Carlos III trajo a España a su pintor favorito, Antonio Rafael Mengs, para que organizara la enseñanza de la pintura oficial a través de las Academias, casi todas fundadas en este período. Las Reales Academias dependen directamente del rey y pretenden extender una rígida normativa en cuanto a la pintura de Corte. Se erigieron en modelos casi tiránicos, que en algunos momentos contradijeron directamente la creatividad de los pintores. Sin embargo, en este momento, las Academias funcionan como mecanismos de renovación y avance. Mengs se erigirá así en la estrella del primer Neoclasicismo.
Como teórico, Mengs se convirtió en la pieza fundamental de la renovación hacia un nuevo clasicismo en la pintura de corte. Sin embargo, la asepsia de su estilo y su carácter personal, extremadamente antipático, le hicieron impopular en la Corte, y su renovación sólo llegó al círculo más próximo al rey. Si bien, su estilo se mantuvo bajo Carlos IV y consiguió algunos seguidores, de los cuales destacan Mariano Salvador Maella y Vicente López.
'Héspero como personificación de la tarde' de Antonio Rafael Mengs |
Goya, del neoclasicismo al germen romanticismo.
Goya es una especie de transición. A caballo entre el siglo XVIII y el XIX, aunque acabará preludiando el Romanticismo, tuvo un primer momento puramente neoclásico, puesto que estaba muy integrado en el círculo de los ilustrados. Este grupo consiguió durante unos años apartar del poder al favorito de la reina, Godoy, y gobernar como consejeros de Carlos IV. Fueron unos años de esperanza y renovación, en los cuales la pintura de Goya se llena de ejemplos de retratos neoclásicos, de sus amigos los ilustrados, íntimos, familiares, cercanos... al tiempo que practica una feroz crítica social sobre su entorno. Sin embargo, cuando los ilustrados fueron definitivamente apartados del gobierno por María Luisa, la reina, y tras la invasión napoleónica, los fundamentos de la Ilustración fueron perseguidos por afrancesados, y la pintura neoclásica sufrió un duro golpe. El propio Goya cambió radicalmente su estilo durante la guerra y tras la misma, momento en el cual se considera se produjo su transición hacia el Romanticismo.
'Sacrificio a Pan' de Francisco de Goya |
José de Madrazo y el segundo neoclasicismo español.
La Restauración marca el inicio del segundo neoclasicismo español; alejado ya de sus ideales culturales que pretenden hacer accesible la cultura y renovar la intelectualidad nacional. Fernando VII se apropia del férreo control que hace posible la enseñanza en las Academias, para impulsar una pintura sumisa. El mejor exponente de esta pintura fue José de Madrazo, iniciador de una dinastía de pintores oficiales que tuvieron gran poder en Madrid y su escuela artística. En este segundo momento neoclásico, además del peso de Goya, imborrable ya, se dejó sentir la influencia del pintor neoclásico por excelencia, David, en cuyo estudio de París estudiaron algunos pintores madrileños (como José Aparicio y Juan Antonio Ribera). El resultado era arte grandilocuente, apropiado a los designios de Fernando VII. Éste, asustado por la violencia creadora de Goya, prefirió relegarlo de la Corte y sustituirlo por un Vicente López anciano y anquilosado. En ese estado se mantuvo el arte neoclásico hasta 1830, año revolucionario en el cual se impuso la regencia de la reina más romántica de España.
'La felicidad eterna' de José de Madrazo |
Más información: Wikipedia, Liceulcervantes.
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