La Bella Durmiente | M. Parrish |
Perspectiva de género: Este cuento nos ofrece el arquetípico cuento de hadas con todos sus aliños: el hada madrina; la bruja malvada; la bella y virginal princesa en apuros; el heroico príncipe y, por supuesto, el beso de amor, que ella recibe mientras el sueño le impide manifestar su opinión al respecto...
La Bella Durmiente es un cuento de hadas popular europeo nacido de la tradición oral. Las versiones más conocidas son las escritas por Charles Perrault "Belle au Bois Dormant" (La Bella Durmiente del Bosque) incluida en su libro "Cuentos de Mamá Ganso" publicado en 1697 y la de los Hermanos Grimm: "Dornröschen" (Bella Durmiente).
El cuento comienza con el nacimiento de la princesa, que alegra tanto a sus padres que organizan una gran fiesta a la que invitan a todas las hadas que habitan en la región salvo una, de la que hace años que no tienen noticia. En la ceremonia, cada una las hadas otorga un pequeño de cofre lleno de piedras preciosas que agradecen a los reyes concediendo varios dones, uno por cada hada.
El cuento comienza con el nacimiento de la princesa, que alegra tanto a sus padres que organizan una gran fiesta a la que invitan a todas las hadas que habitan en la región salvo una, de la que hace años que no tienen noticia. En la ceremonia, cada una las hadas otorga un pequeño de cofre lleno de piedras preciosas que agradecen a los reyes concediendo varios dones, uno por cada hada.
'La Bella durmiente' de Wilhelm & Jacob Grimm, ilustrado por Christian Birmingham. |
Justo antes de que la última hada otorgase su don, se personó en la fiesta el hada que se había quedado sin invitar, quien maldijo a la princesa: “A la edad de dieciséis será herida por una aguja y en el acto morirá” advirtió. Sin embargo, el hada que aún no había otorgado su don enmendó la situación: “La princesa no morirá a causa de ninguna aguja –predijo-, sólo caerá en un profundo sueño del que la rescatará un apuesto príncipe una vez pasados cien años”.
Los reyes, con la intención de esquivar la maldición del hada malvada, desterraron del reino todas las agujas. Sin embargo, el hada malvada, que era muy astuta, el día de su dieciséis cumpleaños se las apañó para atraer a la princesa hasta una recóndita habitación del castillo, donde la esperó vestida de anciana cosiendo o hilando en una rueca, según la versión. La princesa, maravillada por aquella labor para ella desconocida, se acercó para inspeccionarla con tal mala fortuna que resultó herida por una aguja, cayendo redonda al suelo.
Descubierto el percance, el rey hizo tender a la princesa en el lecho y mandó llamar a las hadas que, para evitar el desconsuelo de la corte, hicieron que todo el castillo quedase atrapado en el mismo encantamiento y protegieron el castillo con un bosque mágico.
Transcurrido un siglo, como las hadas habían predicho, pasó por el bosque un apuesto príncipe a cuya vista fue revelado el castillo y todos sus habitantes. Al entrar en el castillo, el príncipe descubrió a la princesa, quien dormía apaciblemente en su lecho; cegado por su belleza, el príncipe se inclinó sobre ella y la besó, rompiendo al fin el encantamiento.
'La Bella durmiente' de Wilhelm & Jacob Grimm, ilustrado por Christian Birmingham. |
Los reyes, con la intención de esquivar la maldición del hada malvada, desterraron del reino todas las agujas. Sin embargo, el hada malvada, que era muy astuta, el día de su dieciséis cumpleaños se las apañó para atraer a la princesa hasta una recóndita habitación del castillo, donde la esperó vestida de anciana cosiendo o hilando en una rueca, según la versión. La princesa, maravillada por aquella labor para ella desconocida, se acercó para inspeccionarla con tal mala fortuna que resultó herida por una aguja, cayendo redonda al suelo.
La Bella Durmiente, de Marie Antoinette Victoire Petit-Jean. |
Descubierto el percance, el rey hizo tender a la princesa en el lecho y mandó llamar a las hadas que, para evitar el desconsuelo de la corte, hicieron que todo el castillo quedase atrapado en el mismo encantamiento y protegieron el castillo con un bosque mágico.
La Bella Durmiente, de John Collier (1921) |
Transcurrido un siglo, como las hadas habían predicho, pasó por el bosque un apuesto príncipe a cuya vista fue revelado el castillo y todos sus habitantes. Al entrar en el castillo, el príncipe descubrió a la princesa, quien dormía apaciblemente en su lecho; cegado por su belleza, el príncipe se inclinó sobre ella y la besó, rompiendo al fin el encantamiento.
La Bella Durmiente, de Edward Frederick Brewtnall (1846–1902) |
Fuentes: Wikipedia España: La Bella Durmiente.
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