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Sofonisba Anguissola (c.1532-1625)

Autorretrato de 1554
Trabajó como dama de honor de Isabel de Valois y como profesora de pintura. Fue, además, música, literata y una pintora internacionalmente aclamada y respetada a lo largo de su vida.

Procedencia: Cremona, Italia.
Familia: sus hermanas las pintoras Elena, Lucia, Europa y Anna María y la escritora Minerva.
Aprendizaje: Bernardino Campi; Bernardino Gatti; Miguel Ángel (informal).
Escuela: Renacimiento.
Temas: religiosos; retratos; pintura cotidiana.


 
¿Por qué nos interesa Sofonisba Anguissola desde una perspectiva de género?
  • Su trayectoria fue un precedente para muchas mujeres artistas que habían sido excluidas de la enseñanza académica, los gremios y talleres y el mecenazgo papal, pero que encontraron respaldo en las cortes europeas entre los siglos XVI y XVIII.
  • Sofonisba no lo tuvo fácil pues, a pesar de contar con coraje y con apoyo, no pudo ir más allá de los límites impuestos para su sexo. No tuvo la posibilidad de estudiar anatomía o dibujar del natural, pues el acceso de una mujer a los cuerpos desnudos se consideraba inaceptable.
  • Suplió las limitaciones a su sexo indagando las posibilidades para un nuevo estilo de retrato, haciendo que sus personajes adoptasen poses informales y novedosas y retratándolos más allá de lo anatómico.



 
Entorno familiar.

Sofonisba Anguissola nació en Cremona hacia 1532/35; la fecha concreta no está clara. Era la primogénita de la noble Bianca Ponzone (1500-1558) y Amilcare Anguissola (c.1492/94-1573), miembro del Consejo de decuriones que gobernaba Cremona en nombre del imperio español de Felipe II. Tenía cinco hermanas y un hermano: Elena (c.1535-1584), Lucia (c.1536/38-ca.1565), Europa (c.1535-?), Minerva (1539-1566), Asdrubale (1551-1623) y Anna María (c.1555 – c.1611). La familia pertenecía a la baja nobleza genovesa y residía en un edificio no muy ostentoso sito en Via Pellegrino Tibaldi esquina con plaza Marconi; el inmueble aún existe. 

¿Cómo era la Cremona de los Anguissola-Ponzone? Cremona formaba parte del Ducado de Milán, situado en la región de Lombardía, por la que las grandes potencias europeas de aquel tiempo habían luchado encarnizadamente desde finales del siglo XV hasta inicios del XVI. Franceses y españoles se disputaron la posesión del Milanesado hasta que en 1535 el Ducado de Milán fue anexionado por España, convirtiéndose en una posesión del imperio de Carlos V y en una parte del Reino de España de su hijo Felipe II. Cremona pasó a ser entonces la segunda ciudad del Ducado milanés, con una población cercana a los 37.000 habitantes y una próspera actividad textil. La dominación española durará cerca de doscientos años.

La elección de los nombres familiares de la rama Anguissola refleja un elevado nivel cultural e incluso una postura política, contraria a los esfuerzos centralizadores de Roma. Esta tradición de los Anguissola se remontaba a tres generaciones atrás y a través de ella la familia hacía un claro homenaje a los liberadores de la Gallia Cisalpina durante la República Romana. 

Biana y Amilcare, convencidos seguidores de los ideales humanísticos del Renacimiento, aplicaron en sus muchas hijas las reglas prescritas por Baldassare de Castiglione en "El Cortesano" (1528) para la perfecta dama de palacio del siglo XVI. Para ello, se aseguraron de que todas ellas recibiesen una buena educación, la cual comprendía el estudio de la pintura, el latín, la música y el baile, lo que las convertiría en las perfectas anfitrionas en sus reuniones sociales. 

Los contactos de la familia eran jugosos. Por un lado, estaban las buenas relaciones de Bianca Ponzone con las familias de la nobleza local. Por otro, el puesto de Amilcare Anguissola como uno de los seis cargos de “Prefetto della Fabbrica del Duomo de Cremona” o “massari”, que le daba acceso a los principales artistas de la ciudad, con los que trabajaba directamente en el embelleciendo y enriquecimiento patrimonial de la iglesia cremonesa.

Todo ello permitió que Amilcare facilitase la formación de sus hijas y las animara a perfeccionar sus talentos, tratando de elevarlas  a las más altas cotas artísticas y culturales de la época. Cinco de ellas fueron pintoras, siendo Sofonisba la más renombrada; Elena dejó de pintar para convertirse en monja; Ana María y Europa lo hicieron para contraer matrimonio; Lucía, la más hábil de las pintoras, murió joven. Minerva se hizo escritora y latinista. El único que no tuvo una formación artística fue Asdrubale que, aunque estudió música y latín, fue educado para poder desenvolverse en el mundo de los negocios siguiendo los pasos de su padre, ya que, como hijo varón, estaba llamado a ocupar su lugar como cabeza de familia cuando su padre falleciese.

Estudios y etapa cremonesa (hasta 1559).

En 1545 aproximadamente, Amilcare envió a Sofonisba y a Elena a estudiar con Bernardino Campi, alojándose las niñas en casa del pintor durante tres años para favorecer su inclinación al Arte. Cuando su profesor se trasladó a Milán, en 1549, las hermanas siguieron su aprendizaje con Bernardino Gatti, influenciado por la escuela de Leonardo y de Correggio, muy poderosa en Cremona a lo largo del siglo. De esta etapa destacan “Bernardino Campi pintando a Sofonisba Anguissola”, un delicioso juego en el que la pintora se convierte en la retratada y el retratado se convierte en el pintor.

Bernardino Campi pintando a Sofonisba Anguissola, 1550, Pinacoteca Nacional de Siena

Cuando en 1552 Elena ingresó en el convento de las dominicanas en Mantua, Sofonisba siguió pintando y enseñando a sus tres hermanas Lucía, Minerva y Europa, todas con facilidad para el dibujo. En tanto, Amilcare ha empezado a asumir su papel de representante y a tramar una intensa campaña de marketing para convertir a su primogénita en una celebridad. 

Retrato de una monja, 1551, City Art Gallery de Southampton, UK.
Algunos expertos han planteado que se trate de un retrato de su hermana Lucia

En 1554, Amilcare se las apañó para hacer llegar a Miguel Ángel un dibujo en el que Sofonisba había retratado a su hermana Minerva enseñando a leer a una vieja sirvienta (Florencia, Uffizi, Gabineto dei Disegni e Stampe). El pintor, sorprendido por el talento de la joven, la retó a dibujar un niño llorando en lugar de una niña riendo. Sofonisba hizo entonces un dibujo de su hermano Asdrubale con un dedo pinzado por un cangrejo (Florencia, Uffizi, Gabineto dei Disegni e Stampe). Consciente de su talento, Miguel Ángel empezó a enviarle bosquejos de su cuaderno de notas para que ella los pintara con su estilo personal y le ofreció consejo sobre los resultados. Durante al menos dos años, Sofonisba continuó este estudio informal, recibiendo la orientación del mismo Miguel Ángel.

¿Qué caracteriza su obra en la etapa cremonesa? Ella misma y su familia son los protagonistas de sus primeros lienzos. De 1554 se conserva el primero de sus autorretratos (Viena, Kunsthistorisches Museum). En 1555 pintó “La partida de ajedrez” en el que retrata a sus hermanas Lucía, Minerva y Europa (Poznan, Museo Narodowe) y luego se representó en un autorretrato como pintora (Lankut, Museum Zanek) y después como música (Althorp, Lord Spencer).  Estos trabajos no están exentos de un cierto espíritu comercial. Por un lado, pretenden captar la atención sobre su prodigiosa habilidad pictórica. Por otro lado, nos habla del nivel cultural y económico de su familia. Se percibe la influencia de sus maestros. Sin embargo, Sofonisba ya plasma en ellos su espíritu innovador; elabora sus retratos buscando poses desenfadadas e inusuales para su época, con un estilo un tanto informal en el que sus modelos a menudo desarrollan tareas aparentemente domésticas. Además, la artista insiste en el estudio psicológico de sus modelos. 

La partida de ajedrez, 1555, Museo Narodowe en Poznan

Autorretrato en el caballete, 1556, Rijksmuseum de Amsterdam.

Su trabajo no tardó en salir del entorno familiar y Sofonisba empezó a retratar a amigos y conocidos en Cremona. 

El año 1556 fue un año de viajes. Amilcare, muy serio en su papel de representante, acompañó a Sofonisba a varias cortes, intentando encontrar patronazgos mientras que ella pintaba a la nobleza. De vuelta en Cremona, en 1557, retrató a su madre Bianca Ponzoni (Berlín, Staatliche Gemäldegalerie), aplicando las enseñanzas de su viaje y su descubrimiento de las obras de Tiziano en Mantua y de Parmeggianino en Parma. Ese mismo año obtuvo el primer encargo para un retrato grande, el del joven Maximiliano Stampa, marqués de Soncino (Baltimore, Walters Art Gallery). Luego se embarcó en un gran retrato del padre con su hermano Asdrubale junto a una de sus hermanas; la obra quedará inacabada.

Retrato de Bianca Ponzoni Angvissola, 1557, Museo de Berlín

Retrato de la familia Anguissola, c.1558/59, Nivaagaard Museum, Dinamarca
Aparecen su padre Amilcare, su hermano Asdrubale y una hermana, posiblemente Minerva

Hacia 1558, siendo ya una celebridad, Sofonisba viajó a Milán para retratar a Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba. Este encuentro se convertirá en un punto de inflexión en la vida de la pintora, sobre todo a raíz de la Paz de Cateau-Cambrésis, firmada en abril de 1559, que puso fin a las disputas territoriales entre españoles y franceses y que se tradujo en el enlace de Felipe II e Isabel de Valois.

Pasados unos meses de su retrato en Milán, durante el verano de 1559, el duque de Alba, se encontraba preparando en París los esponsales del rey y seleccionando a las damas que iba a llevar consigo la joven reina a España. Sabiendo de la afición de la reina por el dibujo, el duque se acordó de Sofonisba. A través del duque de Sessa, gobernador de Milán, el duque de Alba hizo llegar al padre de la joven la propuesta de sumar a Sofonisba al cortejo de damas. Amilcare accedió a la petición en septiembre; por su labor como dama de la Corte  Sofonisba recibiría una pensión de cien ducados anuales y su padre, 800 liras imperiales de renta por su cesión.

Corte de España (1560-1573).

Sofonisba llegó a Madrid en el invierno de 1560. Tenía veintitantos años y enseguida se ganó la estima y confianza de Isabel de Valois, de sólo 14. Sofonisba daba clases de pintura  a la reina y a algunas infantas y miembros de la alta nobleza, alcanzando su habilidad como maestra una fama similar a la de su producción pictórica. 

Además, compaginó su labor como dama con la de pintora, colaborando incluso con Sánchez Coello, pintor de cámara del rey. Sofonisba retrató a la reina; a doña Juana, hermana de Felipe; a don Carlos, su hijo… 

Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II, 1561-65, El Prado

Juana de Austria, 1561, Museo Isabella Stewart Gardner

Sin embargo, Sofonisba no fue retribuida como retratista, pues su gratificación era su propio puesto como dama de corte, algo que en aquella época daba mucho más prestigio a una mujer que ser pintora profesional.  Sin embargo, la vida en la Corte resultaba difícil debido al retraso crónico de las retribuciones. Sofonisba, que no podía recurrir a unos padres pudientes como las otras damas, pasó épocas de verdadero apuro. Sintiéndose desamparada, la nostalgia de su familia creció, aún más después del fallecimiento de sus hermanas Minerva, ya reconocida humanista, y Lucia, pintora de gran talento.

1568 la desgracia se cebó con la Corte española. En enero, el rey hizo detener a su hijo el príncipe Carlos acusado de traición, encerrándolo en el Alcázar. Allí falleció pocos meses después, el 28 de julio, alimentando la leyenda negra en torno a Felipe II, al que algunos atribuyeron su asesinato. Aquello afectó a la salud de Isabel de Valois que, tras un parto prematuro, falleció el 3 de octubre de 1568.

Retrato del príncipe Carlos, 1566, Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo

La muerte de la reina supuso un cataclismo en la vida de Sofonisba. Su corte de damas se disolvió y todas ellas dejaron la Corte a excepción de Sofonisba, a la que el Rey confió las primeras enseñanzas de la infanta Isabel Clara Eugenia y luego las de Catalina Micaela. Al mismo tiempo, en su labor de tutor en España y en cumplimiento de la promesa que había hecho a la Reina de casar a sus damas solteras, el rey se embarcó en la búsqueda de un marido noble para ella, que seguía soltera a pesar de rondar la cuarentena. 

Cuando Sofonisba supo que el monarca andaba buscándole un esposo español, ni corta ni perezosa se dirigió a él para mostrarle su deseo de regresar a Cremona, así que el monarca se vio en la obligación de buscar a la pintora un marido italiano. Económicamente fue un período difícil para ella, pues ya no cobraba como dama de la Reina y tampoco se le designó ningún otro puesto remunerado, ya que se estimó que el asunto se resolvería con brevedad.

Las infantas y sus mascotas, 1570, Palacio de Palacio de Buckingham en Londres
(Retrato de las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela)

Un par de años después, en 1570, el matrimonio del Rey con Ana de Austria volvió a normalizar la vida en la Corte. Aunque Ana era mucho más discreta y austera que su predecesora, Sofonisba también entabló con ella una buena relación. Mientras tanto, el rey seguía buscando y desechando maridos para la pintora. Por fin en 1572 se halló al candidato adecuado: Fabricio de Moncada, procedente de una ilustre familia hispano-italiana y residente en Sicilia.

¿Qué caracteriza su obra en la etapa española? Sofonisba se aleja de la severidad predominante en los retratos de la corte española; sus cuadros son luminosos, cercanos, vibrantes y sus personajes están llenos de vida gracias a la mirada, a los detalles y a los pequeños gestos que la artista incorpora. La acogida que su trabajo tuvo en la Corte fue tal que Sánchez Coello a menudo tuvo que emplearse como su copista. Sin embargo, la producción pictórica de Sofonisba durante su etapa en la Corte presenta muchas dificultades, ya que la falta de firmas y de pagos en las cuentas reales en las cortes de Felipe II y Felipe III ha generado problemas en las atribuciones de los trabajos de los pintores cortesanos, en especial en el caso de las mujeres. Es por ello que los retratos de esta etapa han sido tradicionalmente atribuidos a otros pintores varones. El retrato de Felipe II (Prado) estuvo atribuido a Pantoja de la Cruz y a Sánchez Coello hasta hace poco. Su Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II también se atribuyó erróneamente a Pantoja de la Cruz. Pero también ha habido confusiones en este sentido con obras posteriores, como es el caso de La dama de armiño, y atribuido a Sofonisba por las historiadoras Carmen Bernis y María Kusche; tradicionalmente se atribuyó a Greco (y eso que ni la estética de El Greco en esa fecha se corresponde con la del cuadro, ni el pintor se hallaba en la Corte española en ese momento).

Retrato de Ana de Austria, 1573, El Prado

Retrato de Felipe II, 1573, El Prado

Regreso a Italia (desde 1573)

El 28 de abril de 1573 se firmaron las capitulaciones matrimoniales de Sofonisba y Fabricio. Además de una generosa dote de 3.000 ducados y un gran ajuar, el Rey designó a Sofonisba una renta de 1.000 ducados al año sobre las Aduanas de Palermo y Mesina. La reina Ana le regaló el vestido de boda. La ceremonia religiosa se celebró en junio del mismo año, por poderes, en la parroquia de Palacio, en la iglesia de San Gil, en presencia de la Familia Real y la Corte.

En julio de 1573, aún en España, Sofonisba recibió la noticia de la muerte de su padre. El 7 de septiembre falleció doña Juana, con Sofonisba ya de camino a Sicilia. En octubre Sofonisba ya se encontraba en Palermo, donde se encontró al fin con su marido; los nuevos cónyuges congeniaron bien. La desgracia, sin embargo, no tardó en visitarlos cuando en abril de 1578 Fabricio se embarcó en un viaje a España para resolver una disputa por la tutoría de un sobrino con la rama española de la familia y reclamar los derechos financieros de la dote de su mujer, pendientes de pagar. El velero en que viajaba fue atacado frente a la costa de Palermo por piratas argelinos y, aunque se cuenta que Fabricio luchó valientemente,  al final perdió la vida ahogado en el mar. 

Su repentina viudez dejó a Sofonisba en una difícil situación, por lo que pidió socorro a la Corte española; la única propuesta que recibió del Rey fue la de que regresara a España. Pero Sofonisba quería marcharse cuanto antes con su familia a Cremona, donde su hermana Europa había fallecido en enero. A esas alturas, el único apoyo que le quedaba era su hermano Asdrubale, que tardaba en acudir a su llamada. El reencuentro no se produjo hasta noviembre. En su papel de cabeza de familia, Asdrubale puso en marcha todos los procedimientos judiciales contra la familia Moncada y ayudó a su hermana a levantar su casa. En diciembre de 1579 los hermanos dejaron la isla rumbo a Cremona. 

Durante el viaje, Sofonisba conoció a Orazio Lomellino, noble genovés y capitán de la nave. Sofonisba le doblaba la edad, pero esto no les impidió contraer matrimonio en Pisa, seguramente el 24 de diciembre de 1579, a pesar de la oposición de Asdrubale y sin la venia de Felipe II, cuya desautorización llegó después del enlace. En una carta, ella se excusó arguyendo que el matrimonio se había consumado antes de recibir la negativa del monarca. 

En 1581 la pareja se estableció en Génova, en una gran casa en la que Sofonisba pudo instalar su propio estudio. La generosa pensión que le otorgó Felipe II y la fortuna personal de Orazio permitió a Sofonisba pintar y vivir libre y cómodamente, manteniendo una posición de prestigio por su cultura, su talento artístico y sus contactos con la corte española. Bastante famosa entonces, recibió la visita de muchos de sus colegas; varios de éstos eran más jóvenes que ella y aprendían e imitaban el estilo Anguissola. También fueron a visitarla personalidades de la Corte española, incluyendo las Infantas, a las que volvió a retratar.

Desposorios místicos de santa Catalina, 1588, Museo de Bellas Artes de Bilbao

La Infanta Catalina Micaela / La dama del armiño, 1591, Pollok House en Glasgow

Autorretrato, 1610, colección privada

En 1615 la pareja decidió trasladarse a Sicilia por razones económicas: la pérdida de visión de Sofonisba le impedía ya pintar y a su marido le resultaba cada vez más complicado los viajes de negocio a Sicilia, por lo que el matrimonio había empezado a depender de las rentas de Palermo y Mesina. Por ello, se instalaron en Palermo. Allí la pintora pasó sus últimos años, arropada por su marido y la familia de su hijastro Giulio Lomellino. 

Allí recibió Sofonisba la visita del joven Van Dyck, en 1624. En su diario el pintor dejó constancia de la gran impresión que provocó en él Sofonisba, hablando de su vitalidad y de su interés por el arte. Su encuentro inspirará a Van Dyck un retrato (Kent, Knole, Colección Lord Sackville).

Sofonisba murió en noviembre de 1625 en Palermo y fue enterrada en San Giorgio dei Genovesi. 

Sofonisba Anguissola retratada porAntoon Van Dyck, 1624, Sackville Collection, Kent

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Todos los enlaces en su Ficha SA.


Si quieres ampliar información sobre la artista, recomiendo la lectura de la entrada en la web de la Real Academia de Historia y en especial en el Blog El Cuaderno de Sofonisba, de Concha Díaz. También puedes buscar información en las obras de María Kusche.

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