Perseo | Simeon Solomon |
Ascendencia: Zeus y Danae.
Tutor: Dictis.
Consorte: Andrómeda.
Descendencia: Peses, Alkaios, Sthenelos, Heleios, Mestor, Elektryon y Gorgophone.
Divinidad: héroes, semidioses.
Protector: Zeus.
Mitos: su encuentro con las Grayas; su descenso al Hades; el asesinato Medusa y el nacimiento de Pegaso; el rescate de Andrómeda; la muerte de Acrisio; la construcción de Micenas.
Nacimiento.
Ésta había sido encerrada por su padre, Acrisio, en una torre, para impedir que tuviera trato con varón alguno, ya que una profecía le había anunciado que moriría a manos de su nieto. Sin embargo, Zeus se metamorfoseó en lluvia de oro y consiguió acceder a la estancia de Dánae y dejarla encinta. Dánae engendró así a Perseo, lo que provocó la ira de Acrisio, que arrojó a ambos al mar en un cofre.
Perseo en Sérifos.
"Acrisio deporta a Danae" de William Russell Flint |
Perseo en Sérifos.
Tras vagar durante mucho tiempo a la deriva, llegaron al reino de Sérifos, donde fueron recogidos por Dictis, hermano del gobernante de la isla, el tirano Polidectes. Dictis fue para Perseo como un padre.
Sin embargo, la belleza de Dánae hizo que Polidectes también cayera enamorado de ella hasta tal punto que, años después, quiso obligarla a casarse con él. Sin embargo, Perseo, ya en la edad viril, defendió a su madre y evitó la boda. En respuesta, Polidectes urdió una estratagema: reunió a sus amigos fingiendo que iba a pedir la mano de Hipodamía, hija de Pélope, y les rogó que contribuyeran cada uno de ellos con un caballo como regalo de pedida.
Al no tener ningún caballo que entregar, Perseo se ofreció a conseguir cualquier otra cosa que Polidectes quisiese, incluso la cabeza de Medusa, una de las tres Gorgonas, que podía convertir en piedra a los hombres sólo con su mirada. Polidectes aceptó satisfecho el ofrecimiento, pensando que la misión era un suicidio y el joven nunca regresaría.
La cabeza de Medusa.
···
Previendo los riesgos a los que Perseo tendría que enfrentarse para cumplir lo pactado, Zeus decidió ayudar a su hijo, solicitando a Atenea y Hermes que le prestaran ayuda. Atenea aceptó encantada, por su enemistad con Medusa, y regaló a Perseo un escudo tan brillante como un espejo y lo instruyó sobre las tareas que tendría que realizar. Hermes, por su parte, le regaló una espada (o una hoz, según otras versiones) con la que poder cortar la cabeza de Medusa.
Siguiendo las instrucciones recibidas, Perseo fue en busca de las Grayas que, dependiendo de la fuente, eran las únicas que conocían el paradero de Medusa o el de las ninfas de la Laguna Estigia, la cuales guardaban las armas con las que Perseo podría acabar con la Gorgona. Las Grayas eran tras ancianas que residían en una oscura cueva en un lejano lugar hacia el ocaso, donde siempre era de noche, a los pies del Atlas. Las tres compartían un mismo ojo y un mismo diente, los cuales usaban por turnos, pasándoselos entre ellas. Perseo les arrebató el ojo y el diente, prometiéndoles que se los devolvería si desvelaban la información que requería.
A continuación Perseo debía conseguir otras tres armas mágicas: unas sandalias aladas (para viajar con rapidez), un zurrón mágico (para guardar la cabeza cortada) y el yelmo negro de la invisibilidad (que volvía invisible al que lo llevaba puesto). Sin embargo, todas estas cosas pertenecían a Hades y estaban guardadas por las ninfas del Estigia. Afortunadamente, las Náyades le prestaron las tres armas y Perseo pudo continuar su viaje hacia el país de los hiperbóreos (más allá del Norte), donde encontró a las Gorgonas, dormidas entre las estatuas erosionadas de hombres y animales petrificados por Medusa.
Usando el escudo como espejo logró cortar la cabeza de Medusa sin tener que mirarla. Y al hacerlo, de la sangre de Medusa nació el guerrero Crisaor y el caballo alado Pegaso, sobre el que huyó de la persecución de las otras dos Gorgonas que quedaban con vida.
Petrificación de Atlas.
"La muerte de Medusa" de Edward Burne-Jones |
Petrificación de Atlas.
Al ponerse el Sol, Perseo descendió en el palacio del titán Atlas, que no quiso recibirlo; así que, por castigo a su inhospitalidad, le mostró la cabeza de Medusa y lo transformó en una montaña. Al día siguiente, mientras sobrevolaba el desierto de Libia, cayeron algunas gotas de la sangre de Medusa y de ella nacieron en la arena multitud de serpientes venenosas.
Rescate de Andrómeda.
Rescate de Andrómeda.
Tras un breve descanso en Quemis (Egipto), Perseo divisó una mujer, desnuda y encadenada a un acantilado, e instantáneamente se enamoró de ella. Era Andrómeda y había sido dejada allí por sus padres, Cefeo y Casiopea, como ofrenda al monstruo marino llamado Ceto.
Ni corto ni perezoso, Perseo aterrizó en la playa, donde aguardaban Cefeo y Casiopea, y se ofreció a liberar a Andrómeda, eso sí, a cambio de su mano. Los padres de Andrómeda aceptaron, aunque de mala gana. Acto seguido, Perseo volvió a montar a Pegaso y, usando la cabeza de la Medusa, petrificó al monstruo convirtiéndolo en coral.
Por insistencia de
Andrómeda, la boda se celebró inmediatamente. Pero las fiestas fueron interrumpidas por Agénor o Fineo, que, advertido por Casiopea, llegó al frente de un grupo armado reclamando su matrimonio con
Andrómeda, con la que se había comprometido anteriormente. En la pelea que siguió Perseo mató muchos adversarios, pero eran demasiados y se vio obligado hacer uso una vez más la cabeza de Medusa, convirtiendo en piedra a los doscientos que quedaban con vida.
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Regreso a Sérifos.
"Perseo sobre Pegaso apresurándose a rescatar a Andrómeda" de Lord Frederic Leighton |
Regreso a Sérifos.
Perseo regresa a Sérifos junto con Andrómeda, donde descubre que Dictis y Dánae se habían refugiado en un templo huyendo del acoso de Polidectes, quien albergaba la certeza de que se había librado definitivamente de Perseo.
Entonces Perseo se presenta en el palacio ante Polidectes y ante toda su corte, anunciando que traía el regalo de boda prometido y despertando las burlas de la concurrencia. Como represalia Perseo, volviendo la vista hacia otro lado, expuso una vez más la cabeza de Medusa ante la mirada atónita de la concurrencia, que quedó petrificada con una expresión de incredulidad en el rostro, en especial Polidectes.
Viendo completada su misión, Perseo regresa las sandalias, el zurrón y el yelmo a Hermes, quien los devolvió a su vez las ninfas estigias, y regala a Atenea la cabeza de Medusa, que desde ese momento ella incorpora a su escudo.
Muerte de Acrisio.
"Perseo convirtiendo en piedra a Fineas y sus seguidores" de Jean-Hugues Taraval |
Muerte de Acrisio.
Luego Perseo dio a Dictis el trono de Sérifos y embarcó rumbo a Argos con su madre y su esposa, en busca de su abuelo. Cuando Acrisio se entera de que su nieto viaja para encontrarse con él, huye despavorido y se refugia en Larisa, un reino vecino. Así que, cuando Perseo llega a casa, no lo encuentra por ninguna parte. Sin embargo, Perseo acude a Larisa invitado a los juegos fúnebres que celebraba el rey Teutámidas en honor de su difunto padre, donde interviene en el Pentatlón. Cuando llega la prueba del lanzamiento del disco, el de Perseo fue desviado de su trayectoria por el viento y, cómo no, por la voluntad de los dioses, golpea a Acrisio en la cabeza causándole la muerte.
Trono de Tirinto.
Trono de Tirinto.
Muy afligido, Perseo enterró a su abuelo y luego, avergonzado de reinar en Argos, fue a Tirinto, donde reinaba su tío Megapentes, con quien pactó cambiar Tirinto por Argos. Megapentes se trasladó a Argos y Perseo a Tirinto, recuperando poco después el resto del reino original de Preto (el templo de Hera, Midea y la costa de Argólide) y construyendo la poderosa ciudad de Micenas, en la que vivió largo tiempo con su familia.
“Perseus” de Joseph Blanc (1869) |
Fuentes: Wikipedia, PortalCiencia, "100 personajes de la mitología clásica" de Malcolm Day.
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