El rapto de Proserpina, anónimo |
Protagonistas: Perséfone/Proserpina, Deméter/Ceres y Hades/Plutón.
Secundarios: Helios, Zeus/Júpiter, Iris, Hermes/Mercurio, Ascálafo.
Sinopsis: cuando Hades secuestra a Perséfone, Deméter, su madre y diosa de la agricultura, abandona sus labores con la intención de rescatarla de su cautiverio, sumiendo así a la Tierra en un estado de infertilidad y desolación.
Importancia del mito: es el origen de los Misterios Eleusinos; explica el cambio de estaciones.
¿Por qué nos interesa desde una perspectiva de género?
- Ante la negativa de Zeus, dios supremo del panteón, Hades, señor de los muertos, decide satisfacer su obsesión por su sobrina Perséfone secuestrándola y llevándola a su reino para convertirla en su compañera.
- Tiene que ser Deméter, madre de Perséfone y diosa de la agricultura, la que se encargue de rescatar a su hija en persona.
La importancia mitológica de este mito.
Deméter y Perséfone, madre e hija, constituyen una pareja conocida como "Las Diosas", siendo adoradas mucho antes de la llegada de los olímpicos y protagonistas de los Misterios Eleusinos, unos ritos anuales celebrados en honor a estas dos diosas agrícolas, que se celebraban en Eleusis y que eran considerados los de mayor importancia. La historia de Deméter y Perséfone tiene un gran poder emocional y, además, es citada con frecuencia como un paradigma de los mitos que explican los procesos naturales, en este caso, el cambio de estación.
Hades, prendado de Perséfone.
Lejos de la ajetreada vida de la corte olímpica, Perséfone llevaba una existencia tranquila bajo la tutela de su madre, Deméter, diosa de la agricultura. Así, Perséfone se pasaba el día recogiendo flores, elaborando guirnaldas y jugando con las ninfas.
Mientras tanto Hades, dios del mundo de los muertos, había comenzado a espiar a Perséfone en secreto y a codiciar su cándida belleza. Sin embargo, Zeus no ve con buenos ojos una posible relación, en parte porque no quería disputas con Deméter y en parte porque no le entusiasmaba la idea de que su hija Perséfone tuviese que mudarse al reino de los muertos.
Al final, ante la desaprobación de Zeus, Hades tiró por la calle de en medio y decidió desposar a la muchacha como diese lugar...
El rapto.
Sucedió que un día Perséfone estaba recogiendo flores alegremente por las praderas de Sicilia con algunas ninfas (y con Leucipe o algunas Oceánides, según otras versiones, o incluso con Atenea y Artemisa, según el himno homérico), cuando irrumpió Hades en mitad de la bucólica diversión, emergiendo de una grieta del suelo y echando a correr tras Perséfone.
Cuando se vio perseguida, la muchacha pidió ayuda a sus compañeras, que huyeron despavoridas. Intentó zafarse de su captor, pero todo en vano, ya que Hades la subió a su carro y se la llevó consigo a los Infiernos. (Por cierto que las ninfas serían transformadas en Sirenas más tarde, como represalia por no haber intentado siquiera abortar el secuestro).
Deméter parte en busca de su hija.
Cuando Deméter recibe la noticia de la desaparición de Perséfone, abandona todas sus obligaciones y sale en su búsqueda. Mientras que la desolada madre deambula por el mundo, en la Tierra la vida se paraliza. Finalmente, después de mucho vagar, Deméter llega a Sicilia, donde encuentra en la hierba el cinturón que su hija había perdido en el rapto, a causa del forcejeo. Llena de cólera, Deméter maldijo a la tierra y todo lo que había sobre la Tierra cambió y dejó de dar frutos.
Pero nadie conocía el lugar exacto en el que Perséfone se hallaba, sólo Helios, que podía ver todo cuanto sucedía en la Tierra desde su carro solar. Helios se compadeció entonces de Deméter para informarle sobre la suerte que su querida hija había corrido. Irritada por las declaraciones de Helios, Deméter subió rápidamente al Olimpo y le pidió ayuda a Zeus, quien no pudo hacer más que confirmar el lugar exacto donde Perséfone se encontraba: el Infierno.
Deméter baja a los infiernos.
Ni corta ni perezosa, Deméter descendió a los Infiernos, donde buscó a Hades, a quien le advirtió que no abandonaría sus dominios hasta que Perséfone regresara a la tierra con ella.
Mientras tanto, lejos de los Infiernos, el destierro de la diosa incide en las cosechas, hace que la tierra se agoste y se vuelva estéril, que las flores se marchiten, que los pastos amarilleen y que hasta los animales dejen de parir... Es así como, ante la agónica situación, Zeus decide tomar cartas en el asunto. Envía entonces a Iris y después, poco a poco, a todos los dioses del Olimpo para convencer a Ceres para que regresase y fertilizase la tierra, pero todo en vano. Y al final, derrotado por la perseverancia de Deméter, Zeus cede y manda a Hermes al Hades con una orden precisa: Perséfone debe ser devuelta al mundo de los vivos.
El error de Perséfone.
Sin embargo, Perséfone había cometido un terrible error durante su estancia junto a Hades: había probado seis semillas de granada (cuatro según otras fuentes), que era la fruta del Inframundo, lo cual la retendría en aquel lugar para siempre.
Pero, ¿cómo es que cometió Perséfone la estupidez de comer aquella fruta? Algunas historias dicen que Perséfone desconocía la naturaleza de granada y que, aprovechando su ignorancia, fue el propio Hades quien, durante el trayecto de regreso a la tierra, la engañó para que comiera algunos de sus granos. En otras versiones, Perséfone sintió sed mientras paseaba por los jardines del Inframundo y que, creyendo no ser vista, tomó una granada y comió de ella, siendo traicionada a continuación por Ascálafo (hijo malvado de una ninfa del Infierno), quien la vio y la delató.
El pacto y el nacimiento de las estaciones.
Al final, la situación se solucionó estableciendo un acuerdo entre las partes implicadas. Perséfone regresaría junto a Deméter, pero tendría que regresar a los Infiernos cada año un mes por cada semilla comida.
Así, el mito de Perséfone, secuestrada por Hades y apartada de Deméter, explica la sucesión de estaciones: cuando Deméter y su hija se reúnen, la tierra florece de vegetación y daba frutos. Pero mientras que Perséfone residía en los Infiernos, la tierra se convertía de nuevo en un erial estéril. La causa concreta difiere según el relato; en algunas versiones, Deméter prohíbe a la tierra dar frutos; en otras, está tan ocupada buscando a Perséfone que no se ocupa de ella; y en algunas, es la profundidad de su desesperación la responsable de la esterilidad de la tierra.
Por cierto, hay que aclarar que, al contrario de lo que podríamos pensar, los meses de esterilidad se corresponden con el verano, pues en Grecia es cuando toda la vegetación muere por el calor y la falta de lluvia. Por el contrario, el invierno es la época fértil, pues traía abundantes lluvias y temperaturas suaves, haciendo resurgir la vida vegetal.
Deméter y Perséfone, madre e hija, constituyen una pareja conocida como "Las Diosas", siendo adoradas mucho antes de la llegada de los olímpicos y protagonistas de los Misterios Eleusinos, unos ritos anuales celebrados en honor a estas dos diosas agrícolas, que se celebraban en Eleusis y que eran considerados los de mayor importancia. La historia de Deméter y Perséfone tiene un gran poder emocional y, además, es citada con frecuencia como un paradigma de los mitos que explican los procesos naturales, en este caso, el cambio de estación.
"Proserpina", ilustración de Helen Stratton para el libro "A Book of Myths" |
Hades, prendado de Perséfone.
Lejos de la ajetreada vida de la corte olímpica, Perséfone llevaba una existencia tranquila bajo la tutela de su madre, Deméter, diosa de la agricultura. Así, Perséfone se pasaba el día recogiendo flores, elaborando guirnaldas y jugando con las ninfas.
Mientras tanto Hades, dios del mundo de los muertos, había comenzado a espiar a Perséfone en secreto y a codiciar su cándida belleza. Sin embargo, Zeus no ve con buenos ojos una posible relación, en parte porque no quería disputas con Deméter y en parte porque no le entusiasmaba la idea de que su hija Perséfone tuviese que mudarse al reino de los muertos.
Al final, ante la desaprobación de Zeus, Hades tiró por la calle de en medio y decidió desposar a la muchacha como diese lugar...
"El destino de Perséfone" de Walter Crane |
El rapto.
Sucedió que un día Perséfone estaba recogiendo flores alegremente por las praderas de Sicilia con algunas ninfas (y con Leucipe o algunas Oceánides, según otras versiones, o incluso con Atenea y Artemisa, según el himno homérico), cuando irrumpió Hades en mitad de la bucólica diversión, emergiendo de una grieta del suelo y echando a correr tras Perséfone.
Cuando se vio perseguida, la muchacha pidió ayuda a sus compañeras, que huyeron despavoridas. Intentó zafarse de su captor, pero todo en vano, ya que Hades la subió a su carro y se la llevó consigo a los Infiernos. (Por cierto que las ninfas serían transformadas en Sirenas más tarde, como represalia por no haber intentado siquiera abortar el secuestro).
"El rapto de Proserpina" de Peter Paul Rubens |
Deméter parte en busca de su hija.
Cuando Deméter recibe la noticia de la desaparición de Perséfone, abandona todas sus obligaciones y sale en su búsqueda. Mientras que la desolada madre deambula por el mundo, en la Tierra la vida se paraliza. Finalmente, después de mucho vagar, Deméter llega a Sicilia, donde encuentra en la hierba el cinturón que su hija había perdido en el rapto, a causa del forcejeo. Llena de cólera, Deméter maldijo a la tierra y todo lo que había sobre la Tierra cambió y dejó de dar frutos.
"Deméter llorando a Perséfone" de Evelyn de Morgan |
Pero nadie conocía el lugar exacto en el que Perséfone se hallaba, sólo Helios, que podía ver todo cuanto sucedía en la Tierra desde su carro solar. Helios se compadeció entonces de Deméter para informarle sobre la suerte que su querida hija había corrido. Irritada por las declaraciones de Helios, Deméter subió rápidamente al Olimpo y le pidió ayuda a Zeus, quien no pudo hacer más que confirmar el lugar exacto donde Perséfone se encontraba: el Infierno.
"Ceres rogando por el rayo de Júpiter después del secuestro de su hija Proserpina" Antoine-François Callet |
Ni corta ni perezosa, Deméter descendió a los Infiernos, donde buscó a Hades, a quien le advirtió que no abandonaría sus dominios hasta que Perséfone regresara a la tierra con ella.
Mientras tanto, lejos de los Infiernos, el destierro de la diosa incide en las cosechas, hace que la tierra se agoste y se vuelva estéril, que las flores se marchiten, que los pastos amarilleen y que hasta los animales dejen de parir... Es así como, ante la agónica situación, Zeus decide tomar cartas en el asunto. Envía entonces a Iris y después, poco a poco, a todos los dioses del Olimpo para convencer a Ceres para que regresase y fertilizase la tierra, pero todo en vano. Y al final, derrotado por la perseverancia de Deméter, Zeus cede y manda a Hermes al Hades con una orden precisa: Perséfone debe ser devuelta al mundo de los vivos.
"El regreso de Perséfone" de Frederick Leighton |
El error de Perséfone.
Sin embargo, Perséfone había cometido un terrible error durante su estancia junto a Hades: había probado seis semillas de granada (cuatro según otras fuentes), que era la fruta del Inframundo, lo cual la retendría en aquel lugar para siempre.
Pero, ¿cómo es que cometió Perséfone la estupidez de comer aquella fruta? Algunas historias dicen que Perséfone desconocía la naturaleza de granada y que, aprovechando su ignorancia, fue el propio Hades quien, durante el trayecto de regreso a la tierra, la engañó para que comiera algunos de sus granos. En otras versiones, Perséfone sintió sed mientras paseaba por los jardines del Inframundo y que, creyendo no ser vista, tomó una granada y comió de ella, siendo traicionada a continuación por Ascálafo (hijo malvado de una ninfa del Infierno), quien la vio y la delató.
"Proserpina" de Dante Gabriel Rossetti |
El pacto y el nacimiento de las estaciones.
Al final, la situación se solucionó estableciendo un acuerdo entre las partes implicadas. Perséfone regresaría junto a Deméter, pero tendría que regresar a los Infiernos cada año un mes por cada semilla comida.
Así, el mito de Perséfone, secuestrada por Hades y apartada de Deméter, explica la sucesión de estaciones: cuando Deméter y su hija se reúnen, la tierra florece de vegetación y daba frutos. Pero mientras que Perséfone residía en los Infiernos, la tierra se convertía de nuevo en un erial estéril. La causa concreta difiere según el relato; en algunas versiones, Deméter prohíbe a la tierra dar frutos; en otras, está tan ocupada buscando a Perséfone que no se ocupa de ella; y en algunas, es la profundidad de su desesperación la responsable de la esterilidad de la tierra.
Por cierto, hay que aclarar que, al contrario de lo que podríamos pensar, los meses de esterilidad se corresponden con el verano, pues en Grecia es cuando toda la vegetación muere por el calor y la falta de lluvia. Por el contrario, el invierno es la época fértil, pues traía abundantes lluvias y temperaturas suaves, haciendo resurgir la vida vegetal.
"Perséfone" de Arthur Hacker |
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Te doy la bienvenida a mis mares.
Muchas gracias por verter en ellos tus palabras.