Orfeo | Melchior Lechter |
Padre: Égrago o Apolo.
Madre: una de las Musas (Calíope, Polimnia o Urania) o Menipe.
Esposa: Eurídice.
Amantes: Calais.
Representaciones: con una lira en la mano; suele aparecer amansando fieras con su música o recorriendo el Inframundo, muchas veces junto a Eurídice; hay algunas representaciones de su muerte y de su cabeza decapitada.
Mitos relacionados: mito de los Argonautas y el Vellocino de Oro; el mito de Eurídice; inspiró el Orfismo o Misterios Órficos.
Orfeo es un personaje de la mitología griega, conocido por su habilidad para la música y por su historia de amor con Eurídice, cuyo rescate lo llevó a descender a los Infiernos.
Culto.
Orfeo es un héroe muy particular y, además de músico, es un pacificador con influencias civilizadoras que enseña a los hombres la agricultura y hace que abandonen la antropofagia.
Nacimiento.
Su padre pudo ser Eágro (un rey del Río Tracio); aunque en otras versiones atribuyen su paternidad al mismo Apolo. Las tradiciones discrepan más respecto a su madre, pero generalmente es considerada una de las musas, pudiendo tratándose de Calíope, Polimnia, Urania o quizás Menipe (una hija de Támiris).
El primer músico.
Dio muestras de su talento musical desde pequeño, por lo que Apolo regaló a Orfeo la lira, que las musas le enseñaron a tocar. La lira es privilegio de Apolo y de las musas, sus compañeras. No en vano, las manos humanas se mostraban incapaces de extraer de los instrumentos armonía alguna. Así fue hasta el nacimiento de Orfeo, el primer mortal capaz de desarrollar el arte de la música. De hecho, desde su más tierna infancia, Orfeo demostró talento de la armonía y con su suave canto, acompañado de armoniosos acordes de lira, apaciguaba los ruidos de la selva y el furioso bramido del mar. Ante su canto, las fieras se amansaban, el tiempo se detenía, las rocas y árboles se movían al ritmo de su música, incluso era capaz de aplacar la ira de los dioses.... Orfeo, además de la lira, tocaba también la cítara, de la que se le considera inventor o, al menos, el perfeccionador del instrumento, aumentando sus cuerdas de siete a nueve en honor a las nueve musas.
Sus aventuras junto a Jasón y los Argonautas.
Cuando creció, apareció un heraldo que le anunció el intento de Jasón de traer de vuelta el vellocino de oro y Orfeo se unió a los otros valientes griegos. En la expedición de los Argonautas, Orfeo se encargaba de marcar el ritmo de los remeros y ejercía como el sacerdote del grupo, pues era el encargado de pedir protección a los Cabiros (dioses menores protectores de los marineros. Su mayor hazaña fue la de anular el embrujo que los cantos de las Sirenas, entonando tan dulces melodías que la tripulación no sintió deseos de acercarse a las Sirenas, evitando así que la tripulación se estrellarse contra las rocas y fuesen devorados por ellas. Algunas leyendas cuentan incluso que tras este episodio las Sirenas se suicidaron.
La muerte de Eurídice.
Era de público conocimiento la admiración que todas las ninfas profesaban por Orfeo, la cuales no dudaban en seguir sus pasos, ansiosas de tenerlo por esposo. Sin embargo, sólo la dríade Eurídice, cuya modestia igualaba a sus encantos, logró conquistarlo y desposarse con él.
Sin embargo, la mala fortuna se cruzó al tiempo en el camino de los amantes en la persona de Aristeo que, cautivado por la belleza de Eurídice, la asaltó en el bosque. Eurídice se las apañó para deshacerse de él pero, en la huída, pisó una serpiente cuyo veneno le causó la muerte.
Dolido por la pérdida, Orfeo siguió a Eurídice hasta el Inframundo donde, cantando un doliente repertorio, consiguió que Hades y Perséfone, señores de los muertos, la liberaran, aunque con ello una condición: que él la guiara hasta la salida sin volver la vista atrás para mirarla. Los amantes deshicieron de esta guisa el camino del Inframundo, Orfeo delante y Eurídice tras él. Sin embargo, antes de llegar a la entrada, Orfeo no pudo vencer su inquietud y, preguntándose si Eurídice seguía tras él, se giró, haciendo que se desvaneciese ante sus ojos.
Un desesperado Orfeo persiguió una vez más la estela del alma de Eurídice asta la barca de Caronte, el barquero encargado de llevar las almas por la laguna Estigia, al que le ruega que regrese a Eurídice nuevamente a la orilla de los vivos; sin embargo, el el barquero está sujeto al mandato de Hades y no puede ayudarlo. Durante siete días permanece Orfeo a orillas del Aqueronte, consumido por el dolor, cantando apasionados versos por su esposa muerta hasta que, vencido por la indolencia de los infiernos, vuelve al mundo de los vivos, herido para siempre.
El luto de Orfeo.
Tras perder a su esposa Eurídice por dos vez, su canto se hace triste para siempre y nada volverá a hacerlo feliz. Vagó después por toda Tracia, para liberarse de su desesperación, y fundó su religión, en la que Orfeo desdeñó el culto a todos los dioses excepto al sol (resumen de “Las Basárides”, obra perdida de Esquilo), considerando que Helio (o Apolo) era el más grande de los dioses. Se cuenta que Orfeo, quejándose de la crueldad de los dioses, se retiró al alto Ródope y al Hemo. (libro X de las “Metamorfosis” de Ovidio).
Incapaz de mirar a otra mujer, Orfeo sirvió de sacerdote en el templo de Apolo durante los tres años siguientes. Las muchachas seguían acosándolo, pero él las rechazaba. Si bien, Orfeo no había perdido el deseo, encaminando sus deseos hacia el amor de los muchachos. Así enseñó a los hombres de la Tracia el arte de amar muchachos y tuvo muchos amantes. El más destacado era el joven Calais el alado, hijo de Boreo, el viento del Norte, su amigo y compañero en el Argos.
Después Orfeo perdería la vida en extrañas circunstancias, existiendo varias versiones de su muerte.
La muerte de Orfeo.
Hay quien cuenta que fue asesinado a principios de una primavera, durante las dionisiacas, cuando las mujeres de la Tracia asumían el papel de Ménades (sacerdotisas de Dionisio). Hay quien acusa de ello a Afrodita quien, enemistada con Calíope, quiso vengarse de la musa a través de su hijo Orfeo, inspirando una insaciable pasión en las mujeres tracias, ante las que Orfeo se resistió, honrando el recuerdo de Eurídice, provocando a las mujeres un terrible despecho. Otros culpan del episodio a Dionisos quien, celoso por el culto que Orfeo profesaba a Apolo, cegó a las ménades con una gran ira una mañana en la que Orfeo ascendió al monte Pangeo (donde había un oráculo de Dioniso) para saludar a su dios al amanecer. En cualquier caso, se asegura que las mujeres, armadas con tirsos, lo siguieron con un griterío y ruido tales que apagaron la voz de Orfeo, lo único que habría sido capaz de aplacar sus iras; y que lo atacaron con tal furia que le despedazaron las ropas y le rasgaron la carne y arrojaron sus restos al río.
Otras versiones dicen que Orfeo regresó destrozado a su pueblo, donde los habitantes le pidieron que tocara sus hermosas melodías; Orfeo deprimido como estaba, empezó a golpear su lira con una piedra, provocando un ruido tan horrendo que todo alrededor se marchitaba; así que el pueblo lo asesinó con el fin de parar ese ruido.
También hay que acusa de su muerte al propio Zeus quien, ofendido por las revelaciones que estaba haciendo a sus discípulos sobre sus experiencias en el Hades, lo habría fulminado con un rayo. Incluso existe una leyenda que afirma que se suicidó, atormentado por su fallido intento de recuperar a Eurídice.
Descanso eterno.
Una vez muerto, la lira de Orfeo fue transformada en constelación y cuentan que su cabeza fue empujada por el mar hasta la isla de Lesbos, donde siguió cantando y profetizando. Sólo al fin su alma pudo partir a los Infiernos, donde Orfeo pregona junto a Eurídice a un amor mucho más grande que la misma muerte y canta para los bienaventurados en los Campos Elíseos.
Culto.
Orfeo es un héroe muy particular y, además de músico, es un pacificador con influencias civilizadoras que enseña a los hombres la agricultura y hace que abandonen la antropofagia.
Nacimiento.
Su padre pudo ser Eágro (un rey del Río Tracio); aunque en otras versiones atribuyen su paternidad al mismo Apolo. Las tradiciones discrepan más respecto a su madre, pero generalmente es considerada una de las musas, pudiendo tratándose de Calíope, Polimnia, Urania o quizás Menipe (una hija de Támiris).
"El joven Orfeo" de Henry Ryland |
El primer músico.
Dio muestras de su talento musical desde pequeño, por lo que Apolo regaló a Orfeo la lira, que las musas le enseñaron a tocar. La lira es privilegio de Apolo y de las musas, sus compañeras. No en vano, las manos humanas se mostraban incapaces de extraer de los instrumentos armonía alguna. Así fue hasta el nacimiento de Orfeo, el primer mortal capaz de desarrollar el arte de la música. De hecho, desde su más tierna infancia, Orfeo demostró talento de la armonía y con su suave canto, acompañado de armoniosos acordes de lira, apaciguaba los ruidos de la selva y el furioso bramido del mar. Ante su canto, las fieras se amansaban, el tiempo se detenía, las rocas y árboles se movían al ritmo de su música, incluso era capaz de aplacar la ira de los dioses.... Orfeo, además de la lira, tocaba también la cítara, de la que se le considera inventor o, al menos, el perfeccionador del instrumento, aumentando sus cuerdas de siete a nueve en honor a las nueve musas.
"Ninfas oyendo el canto de Orfeo" de Charles François Jalabert |
Sus aventuras junto a Jasón y los Argonautas.
Cuando creció, apareció un heraldo que le anunció el intento de Jasón de traer de vuelta el vellocino de oro y Orfeo se unió a los otros valientes griegos. En la expedición de los Argonautas, Orfeo se encargaba de marcar el ritmo de los remeros y ejercía como el sacerdote del grupo, pues era el encargado de pedir protección a los Cabiros (dioses menores protectores de los marineros. Su mayor hazaña fue la de anular el embrujo que los cantos de las Sirenas, entonando tan dulces melodías que la tripulación no sintió deseos de acercarse a las Sirenas, evitando así que la tripulación se estrellarse contra las rocas y fuesen devorados por ellas. Algunas leyendas cuentan incluso que tras este episodio las Sirenas se suicidaron.
La muerte de Eurídice.
Era de público conocimiento la admiración que todas las ninfas profesaban por Orfeo, la cuales no dudaban en seguir sus pasos, ansiosas de tenerlo por esposo. Sin embargo, sólo la dríade Eurídice, cuya modestia igualaba a sus encantos, logró conquistarlo y desposarse con él.
Sin embargo, la mala fortuna se cruzó al tiempo en el camino de los amantes en la persona de Aristeo que, cautivado por la belleza de Eurídice, la asaltó en el bosque. Eurídice se las apañó para deshacerse de él pero, en la huída, pisó una serpiente cuyo veneno le causó la muerte.
"Orfeo y Eurídice" de Jean-Baptiste-Camille Corot |
Dolido por la pérdida, Orfeo siguió a Eurídice hasta el Inframundo donde, cantando un doliente repertorio, consiguió que Hades y Perséfone, señores de los muertos, la liberaran, aunque con ello una condición: que él la guiara hasta la salida sin volver la vista atrás para mirarla. Los amantes deshicieron de esta guisa el camino del Inframundo, Orfeo delante y Eurídice tras él. Sin embargo, antes de llegar a la entrada, Orfeo no pudo vencer su inquietud y, preguntándose si Eurídice seguía tras él, se giró, haciendo que se desvaneciese ante sus ojos.
"Orfeo en el Inframundo" de Henri Regnault |
Un desesperado Orfeo persiguió una vez más la estela del alma de Eurídice asta la barca de Caronte, el barquero encargado de llevar las almas por la laguna Estigia, al que le ruega que regrese a Eurídice nuevamente a la orilla de los vivos; sin embargo, el el barquero está sujeto al mandato de Hades y no puede ayudarlo. Durante siete días permanece Orfeo a orillas del Aqueronte, consumido por el dolor, cantando apasionados versos por su esposa muerta hasta que, vencido por la indolencia de los infiernos, vuelve al mundo de los vivos, herido para siempre.
"Orfeo y Eurídice" de George Frederic Watts |
El luto de Orfeo.
Tras perder a su esposa Eurídice por dos vez, su canto se hace triste para siempre y nada volverá a hacerlo feliz. Vagó después por toda Tracia, para liberarse de su desesperación, y fundó su religión, en la que Orfeo desdeñó el culto a todos los dioses excepto al sol (resumen de “Las Basárides”, obra perdida de Esquilo), considerando que Helio (o Apolo) era el más grande de los dioses. Se cuenta que Orfeo, quejándose de la crueldad de los dioses, se retiró al alto Ródope y al Hemo. (libro X de las “Metamorfosis” de Ovidio).
Incapaz de mirar a otra mujer, Orfeo sirvió de sacerdote en el templo de Apolo durante los tres años siguientes. Las muchachas seguían acosándolo, pero él las rechazaba. Si bien, Orfeo no había perdido el deseo, encaminando sus deseos hacia el amor de los muchachos. Así enseñó a los hombres de la Tracia el arte de amar muchachos y tuvo muchos amantes. El más destacado era el joven Calais el alado, hijo de Boreo, el viento del Norte, su amigo y compañero en el Argos.
Después Orfeo perdería la vida en extrañas circunstancias, existiendo varias versiones de su muerte.
"El lamento de Orfeo" de Alexandre Séon |
La muerte de Orfeo.
Hay quien cuenta que fue asesinado a principios de una primavera, durante las dionisiacas, cuando las mujeres de la Tracia asumían el papel de Ménades (sacerdotisas de Dionisio). Hay quien acusa de ello a Afrodita quien, enemistada con Calíope, quiso vengarse de la musa a través de su hijo Orfeo, inspirando una insaciable pasión en las mujeres tracias, ante las que Orfeo se resistió, honrando el recuerdo de Eurídice, provocando a las mujeres un terrible despecho. Otros culpan del episodio a Dionisos quien, celoso por el culto que Orfeo profesaba a Apolo, cegó a las ménades con una gran ira una mañana en la que Orfeo ascendió al monte Pangeo (donde había un oráculo de Dioniso) para saludar a su dios al amanecer. En cualquier caso, se asegura que las mujeres, armadas con tirsos, lo siguieron con un griterío y ruido tales que apagaron la voz de Orfeo, lo único que habría sido capaz de aplacar sus iras; y que lo atacaron con tal furia que le despedazaron las ropas y le rasgaron la carne y arrojaron sus restos al río.
Otras versiones dicen que Orfeo regresó destrozado a su pueblo, donde los habitantes le pidieron que tocara sus hermosas melodías; Orfeo deprimido como estaba, empezó a golpear su lira con una piedra, provocando un ruido tan horrendo que todo alrededor se marchitaba; así que el pueblo lo asesinó con el fin de parar ese ruido.
También hay que acusa de su muerte al propio Zeus quien, ofendido por las revelaciones que estaba haciendo a sus discípulos sobre sus experiencias en el Hades, lo habría fulminado con un rayo. Incluso existe una leyenda que afirma que se suicidó, atormentado por su fallido intento de recuperar a Eurídice.
"Bacantes dando caza a Orfeo" de Douglas Strachan |
Descanso eterno.
Una vez muerto, la lira de Orfeo fue transformada en constelación y cuentan que su cabeza fue empujada por el mar hasta la isla de Lesbos, donde siguió cantando y profetizando. Sólo al fin su alma pudo partir a los Infiernos, donde Orfeo pregona junto a Eurídice a un amor mucho más grande que la misma muerte y canta para los bienaventurados en los Campos Elíseos.
"Orfeo" de Jean Delville |
Fuentes: Círculo Dorado. Poesía del Momento. Textos Mágicos. REA. Wikipedia España.Androphile. Curso de mitología MailxMail.
Más imágenes: Rastko. Wikipedia Database.
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Te doy la bienvenida a mis mares.
Muchas gracias por verter en ellos tus palabras.